Nº8: Mundial 1954, Final: Alemania 3 - 2 Hungría.
La Copa del Mundo volvía cuatro años después del legendario maracanazo con un equipo como claro favorito: Hungría, el equipo que había aportado nuevas dimensiones y horizontes al fútbol. Puskas, Kocsis, Hidegkuti, Bozsik,...El talento que reunía la selección húngara
era impresionante y esta demostró su poderío anotando 17 goles en sus
dos primeros partidos (9-0 a Corea del Sur y 8-3 a Alemania). En los
cuartos y semifinales Hungría siguió intratable
venciendo por 4-2 a los finalistas del último Mundial (Brasil y
Uruguay). En la final esperaba Alemania, que a pesar de ser brutalmente
derrotados en la fase de grupos con Hungría, consiguió reponerse y
colarse en la batalla por el oro al golear por 6-1 a Austria en la
semifinal.
En la antesala de la final la gran pregunta que se hacía todo el mundo era si iba a jugar Puskas.
La leyenda húngara se había lesionado al comienzo del torneo y no había
jugado los cuartos y las semifinales. Viendo la brutal diferencia que
hubo en la fase de grupos y como Hungría consiguió vencer a Uruguay y
Brasil sin su estrella, muchos pensaron que no sería ni inteligente ni
necesario forzar la presencia de Puskas en el once. Sin embargo, el ansía de Puskas por jugar está final se acabó imponiendo y acabó jugando el partido. La final empezó y la presencia de Puskas
en el once dejó de importar ya que en el minuto 8 Hungría ya ganaba
2-0, por lo que el título parecía tener un billete directo a Hungría. El
primer gol lo anotó el propio Puskas
después de una gran contra de Hungría. Alemania había empezado fuerte
amenazando hasta tres veces la portería rival, pero la dinamita que
tenía Hungría arriba era letal. El segundo gol resultó ser de lo mas
ridículo cuando Kolhmeyer realizó una mala cesión hacia atrás que fue aprovechada por Czibor
para anotar el segundo. Si encima de que Hungría ya era superior,
Alemania le regalaba goles, la final podía tener un resultado tan grande
como el de la fase de grupos. Pero Alemania todavía tenía algo que
decir, y es que la clave de esta final estuvo en el estado moral mas que
en el estado físico. Perder 2-0 en el minuto 8 habría acabado con
cualquiera pero no con Alemania y Morlock
recortó distancias en el 11. Tras este inició loco Hungría vio que la
diferencia de goles a favor era demasiado corta y empezó a jugar cada
vez mas incómoda mientras que Puskas se movía lento y pesado. A los 16 minutos Alemania ya había logrado empatar empatar la final con un tanto de Helmut Rahn
en un saque de esquina. Si esta final no llegaba al cataclismo que fue
el choque en Maracaná cuatro años antes, si que estaba siendo un
tremendo shock para el mundo del fútbol. Hungría vio que necesitaba
volver a tener el control, pero Alemania ya estaba crecida y el partido
se volvió tremendamente igualado y emocionante.