Germán Burgos, segundo entrenador del Atlético de Madrid fue sancionado ayer con tres partidos de suspensión por su expulsión y posterior numerito el pasado domingo durante el derby que enfrentó a Atlético y Real Madrid en el Calderón. Su reacción fue tan airada, saltando incluso al campo y dirigiéndose al colegiado, que tuvieron que detenerlo entre Simeone y varios jugadores.

 

El motivo de la protesta del Mono Burgos fue un supuesto penalti de Arbeloa a Diego Costa no pitado por el árbitro Delgado Ferreiro. Esa jugada, en concreto, no fue penalti: en una de las típicas arrancadas de Diego Costa por banda izquierda a la altura de la lateral del área (hace la misma jugada todos los partidos para acabar rematando al palo izquierdo del portero) Arbeloa engancha en un par de ocasiones al brasileño pero cuándo éste cae dentro del área, lo hace trastabillado, no por acción del defensa.
 
A Germán Burgos, desde la banda, le debió parecer penalti y eso fue lo que colmó el vaso de su paciencia porque, en el primer tiempo, sí que hubo dos penaltis no señalados a favor del Atlético: la zancadilla de Ramos al mismo Diego Costa en una jugada muy similar a la anteriormente citada y un empujón (por decirlo suavemente) de Pepe a Godín. En honor a la verdad, también hay un penalti no pitado a favor del Real Madrid en una falta sacada por Cristiano y en la Gabi protege su cuerpo con las manos y el balón golpea en ella; eso, según el reglamento actual, es penalti.
Evidentemente, no voy a defender ni a justificar la reacción de Germán Burgos pero el caso es que el partido contra el Madrid, además, no es un hecho aislado: parece que, en los dos últimos meses, la mayoría de errores arbitrales parecen ser en contra del Atlético. Y no creo que sea quien esto suscribe una persona dudosa a la hora de juzgar el mal juego del equipo rojiblanco en las últimas semanas; escrito está en este portal varias veces. Pero, si juntamos el bajón físico y los errores arbitrales en contra (recordemos, además del Real Madrid el pasado domingo,  el partido contra el Sevilla en el Calderón o el encuentro en Almería) puedo comprender la frustración y la reacción de Germán Burgos.
 

Y, por cierto, si hay, como se ha sugerido desde algunos medios de comunicación, una campaña orquestada en contra del Atlético, la verdad, no lo sé (y prefiero no saberlo). Lo que sí que se es que algo no funciona en el fútbol español cuando el presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, que debería defender a TODOS y cada uno de los clubes, preguntado por la magia que tendría una Copa del Rey a partido único, responde diciendo que la magiaes que “la final de la Copa del Rey la vean 14 millones de espectadores”. Quien tenga oídos, que oiga.