Casta, pundonor, valentía, sacrificio, hermandad, sentimiento y coraje son algunas de las señas de identidad de un club ya más que centenario y carismático, el Sevilla Fútbol Club. Sus estatutos fueron creados el 25 de enero de 1890 y aprobados el 14 de octubre de 1905, dando lugar a 109 años de fútbol, de alegrías y sufrimientos, de emociones, de ilusiones y desilusiones, pero eso es el Sevilla. El paso de los años ha ido forjando un club histórico ya en nuestro fútbol, un club y unos colores que durante tantos partidos aunó a merengues, colchoneros, ilicitanos, pucelanos y colores más, porque muchas son las gestas de este equipo y muchas son las tardes animando al club rojiblanco desde cualquier punto de la geografía española.

Quien no recuerda el gol de Suker en El Pireo, frente a Olympiakos, cuando todo estaba perdido, minuto 109, en el momento que más sufría el conjunto sevillista apareció la magia del croata para mantener vivo al Sevilla en Europa. Un gol que se convertiría en santo y seña los momentos venideros. ¿Acaso alguien ha olvidado el maleficio que rondaba a los de Nervión estando más de cuatro décadas sin jugar una final y que aquel santo convertido al sevillismo, Antonio Puerta, rompió mandando una volea inverosímil con la zurda a la red que a la postre nos daría el titulo Europeo? Dudo que alguien no saltase del sofá con ese zurdazo. No hace falta recordar que por la cabeza de millones de sevillistas rondaba la eliminación, era la última jugada del partido y Palop, como tantos y tantos porteros a lo largo de la historia, deciden subir en la última jugada del encuentro, pues bien, esta tuvo un final distinto, nadie olvidará aquella jugada en la noche helada de Donetsk, cuando Dani Alves colgaba un magistral córner y Palop, solo en el área remataba a gol para dar la posibilidad de jugar la prórroga, una prórroga que espolearía al club rojiblanco hasta levantar su segundo título europeo consecutivo.

Fueron años dorados del club de Nervión, llegando a ampliar su palmarés de un modo prodigioso; dos Copas del Rey, una Supercopa de España, otra de Europa, Dos Copas de la UEFA y numerosos encuentros inolvidables. Pero si realmente algo otorga seña de identidad a un club, eso es la afición. Una afición que nunca descansa. “Sevillista seré hasta la muerte” acentúa su centenario himno, algo afín con la pasión que demuestran en cada encuentro, una afición que nunca abandona a sus 11 guerreros. Son miles y miles de gargantas animando sin cesar, el amor por unos colores, la fidelidad a un escudo, porque en esos momento de euforia, ilusión, esperanza, victoria es fácil alentar, pero ellos nunca fallan. Arza, Maradona, Zamorano, Kanouté, Arza, Polster, Jesús Navas, Tsartas, Pintinho, Bebeto, Dassaev, Bengoechea, Puerta, Capel, Luis Fabiano, Reyes, Tevenet, Bertoni, Maresca, Suker, Palop… sinónimos de magia sevillista, aludiendo a ellos que hicieron grande este escudo.