El
mitico Maracaná era el escenario del debut en el mundial de una selección que
cuenta con el talento del que es considerado por muchos el mejor del mundo:
Messi. Un argentino con intenciones de levantar la copa del mundo en tierras
brasileñas. Para ello cuenta con compañeros dispuestos a ayudarlo a conseguir
ese objetivo. Pero no todos parecen estar capacitados para hacerlo.
La
inclusión de Maxi Rodríguez y Campagnaro en el 11 titular de Argentina le daba
sentido a una idea conservadora de Sabella quien suponemos imaginaba un
desarrollo distinto al que vimos en el primer tiempo. Más allá de encontrarse
con una ventaja tempranera, el 5-3-2 del equipo argentino perdía sentido con
cada intervención de Messi. No encontraba con quien asociarse, se veía obligado
a retroceder su posición para tener contacto con la pelota y sentirse
protagonista.
La
pelota no le llegaba a la espalda de los volantes de Bosnia y se encontraba
alejado de la zona donde hace más daño y ejerce mayor influencia (3/4). Esto le
facilitaba la tarea a los Bosnios que lo marcaban en forma escalonada y reducían
sus intervenciones a gambetas inocuas y pases intrascendentes. Estaba aislado
del resto del equipo.
Su
partido estaba siendo opaco hasta que encontró con quien interactuar. La entrada de Gago e
Higuain en el entretiempo modificó el esquema de Argentina de un 5-3-2 a un
4-3-3. Ello le dio mayor confianza al rosarino y a su vez mejor funcionamiento y fluidez
al equipo. Messi empezó a encontrar los espacios que se generaban con la nueva dinámica
de sus compañeros. Gago clarificaba con ese primer pase en la salida que lo
caracteriza e Higuain arrastraba marcas y descargaba de primera para el 10.
Las
triangulaciones aparecieron y con ellas las ocasiones empezaron a llegar para
el equipo argentino. En una de ellas Messi dejaba su sello (golazo) en el
partido al combinarse con Agüero e Higuaín tras interactuar con
su principal socio: Gago. Ese que a pesar de no haber cumplido con las expectativas
que se generaron sobre él en su carrera ofrece a Messi y al equipo argentino
la conducción y la paciencia que probablemente nadie más tenga.
Sin el Messi tiene la constante tentación de ser el conductor y definidor del equipo al mismo tiempo. Algo que como ya sabemos es contraproducente para el enorme talento del argentino. Con Gago hay más posibilidades de que la pelota le llegue limpia a la zona de ¾ del campo rival. Con Gago hay más probabilidades de que Messi siga haciendo el mismo Lío de siempre.