CESPED
EUROPEO – ¿Volverá?
El
destino de una estrella depende de su masa. Si es limitada se consume hasta
colapsar transformándose en una enana blanca que continúa a resplandecer a
causa del calor residual del núcleo original de la estrella. Con el paso del
tiempo se enfría hasta convertirse en una enana negra que, progresivamente se
apaga. En otro caso, si la masa es suficientemente grande, la estrella puede
apagarse por efecto de una rápida explosión - que puede durar pocas horas o
días - generando una nova (o sea aparentemente una nueva estrella). A veces la
explosión es tan grande que genera una supernova, una explosión de gran
luminosidad, visible aún a pleno día por algunas semanas.
La
Copa del Mundo se está convirtiendo en una tortura para Lionel Messi, o por lo
menos eso es lo que las estadísticas refrendan. Ha asistido a tres ediciones en donde el éxito
final le sigue haciendo gambetas; terminó como suplente en Alemania 2006, se
fue eliminado de Sudáfrica 2010 con goleada y sin hacer una anotación; este
domingo estuvo muy cerca de la eternidad, pero volvió a fallar de nuevo su cita
con la historia. La comparación con Maradona
es inevitable, va existir siempre y Messi tuvo este fin de semana una
oportunidad para romperla definitivamente.
La
Pulga siempre ha tenido que escuchar que hasta que no ganara un Mundial no podría
pararse junto al gran icono del fútbol argentino, pero cuando llega la máxima
cita orbital de selecciones algo no funciona y la responsabilidad le
devora. El hombre de 1.60 guio a su país
al título en México 86 con actuaciones soberbias en cuartos (dos goles contra
Inglaterra en los cuartos, incluyendo el que aún se considera el mejor gol de
la historia de la Copa del Mundo), en la semifinal contra Bélgica (dos más) y
un pase magistral en la final ante Alemania mientras el actual referente del
futbol gaucho apenas si logro destacarse en la fase de grupos y a partir de
allí, se fue enfriando como aquellas estrellas de la que se espera una
explosión, detonación que nunca llego.
Es
evidente que Messi necesita el apoyo de la colectividad para figurar contra los
mejores rivales y en este mundial brillo más por el nombre que ha construido y
algunas ráfagas esporádicas de su talento que por su aportación al combinado; Maradona
en cambio no solo no se escondió en las instancias definitivas sino que fue
capaz de echarse el equipo al hombro para crear algo de la nada y en los
partidos más importantes, marco una clara diferencia que al final le permitió
conseguir abrazar el trofeo de oro y malaquita de 6 kilogramos de peso.
La
Supernova que esperábamos ver en el Maracaná, nunca se presentó. Por tercera vez el telón se bajó para Lionel Messi
y la Copa Mundial volvió a convertirse en fuente de frustración; con todo
servido para que borrara la desastrosa temporada blaugrana y su pasado
mundialista, el de Rosario rebobino la película para traernos al jugador de los
últimos meses, ese que apenas caminaba la cancha de manera displicente,
desaparecido y hasta perezoso a veces. Hace rato que el argentino no está y lo que
parecía una reserva para la máxima cita orbital se convirtió en la confirmación
de que ya no es un bajón pasajero. La
pregunta ahora es si Messi podrá asimilar la oportunidad perdida, si podrá
desligarse de la sombra de Diego Armando Maradona que le sigue persiguiendo y si
querrá reconectarse con el futbol, para volver a ser ese tren imparable que
deslumbraba a propios y extraños. Por
ahora la cita con el Olimpo, deberá esperar hasta el 2018.