En Valencia nos pasa mucho. Pasamos del todo a la nada con pasmosa facilidad. Somos una afición muy volátil que cambia de opinión como de chaqueta. Tras un periodo de tiempo en que no había mayor ilusión que la de quedar a 30 puntos del primer clasificado, que la de intentar llegar a semifinales de alguna competición, la de ver las finales en la tele, el valencianismo parecía este año hinchado de ilusión. El buen hacer de la nueva directiva, pensando más en el aficionado que cualquiera de sus predecesores en los últimos 20 años, con mejoras en Mestalla, instalación de Fanzone previa a los partidos con animación para los más pequeños, mejora de la página web, globalización de la marca, junto con una secretaría técnica comandada por Rufete y Ayala con la inestimable colaboración de Joan Salvans, había provocado esta explosión de valencianismo el verano pasado en Valencia. Hechos como ver a miles de aficionados a las 9:00h de una mañana de agosto en un entrenamiento a puerta abierta en Mestalla, 15000 para recibir a Àlvaro Negredo en su presentación en el mismo estadio, el recibimiento al equipo en sus partidos como local, dan buena medida de lo que está siendo la comunión del equipo con su afición. Algo así no lo recordaban en Valencia ni los más ancianos(viejos no es políticamente correcto) del lugar. Tan sólo aquella noche de agosto en la que Romario se picaba con Molina y le endosaba un tremendo chicharrito por la escuadra izquierda, tiene algo parecido en las sensaciones actuales de los correligionarios valencianistas.

Todo eran vino y rosas, los defectos se ocultaban, las virtudes parecían infinitas, y el barco iba viento en popa. Tras la gran, aunque irregular, victoria ante el At. Madrid, el entorno valencianista se pasó dos semanas dándose besos en las mejillas, saludando cual fallera mayor en una mascletà de laPlaza del Ayuntamiento. Todo eran parabienes para jugadores, técnicos y cualquier cosa que oliera a valencianista. Este Valencia C.F, como todos aquellos que triunfaron, necesita de la implicación de todos, de un rendimiento superior al 100% de cada uno de sus jugadores y de una mentalidad a prueba de bombas que no se fabrica en dos meses. Del «vamos a por el partido» de fechas anteriores, se pasó al ¿cuántos le caen al Depor?. Dos semanas se pasó el aficionado de gorro y bufanda henchido de orgullo de su equipo y lo veían líder aprovechando el enfrentamiento entre otros dos equipos que aspiran a lo máximo en la competición. Para más INRI, la delantera valencianista cosechaba triunfos con la selección española a base de goles (Alcácer) y asistencias (Rodrigo). Hasta los goles de Bernat en la selección eran jaleados como propios cuando se le traspasó alBayern el pasado verano. 

En esas dos semanas nadie se paró a pensar que enfrente había un equipo con ánimo de revancha y mucha hostilidad contra el Valencia. Nadie pensó en bajarnos de la nube y así nos fue. Contra elElche cabe recuperar el trabajo colectivo, la humildad en nuestra perspectiva y el respeto hacia el contrario. Cuando acabó aquel desastre coruñés, Nuno dijo que este Valencia no perdería dos partidos seguidos. Que así sea.
Escrito por: @vicentsarrion