El fútbol es Lisboa un 24 de Mayo de 2014, cuando se enfrentan
en una final de Champions los dos equipos de la capital de España.
EL fútbol es ilusión, la ilusión de todos los aficionados
que abarrotaron las carreteras de la península para ver a su equipo del alma
jugarse la gloria, pero también la ilusión de los veintidós gladiadores que
querían inscribir su nombre con letras doradas en la historia.
No solo de ilusiones vive el hombre, y el futbolista
tampoco. EL fútbol también es trabajo:
el trabajo del Atleti de ir partido a partido eliminando obstáculos y rivales
para plantarse en la segunda final de Champions de su historia. O el trabajo
del Real Madrid para después de tres decepciones seguidas en Champions tocar
con la punta de los dedos la ansiada Décima
.
También es respeto, el de las dos aficiones en Lisboa, con
un comportamiento ejemplar, yo fui testigo de ello, buen clima y ningún
problema.
El respeto no nace de la nada hay que ganárselo, y Ramos lo
hizo en el Allianz Arena, batiendo a Neuer en dos ocasiones y vengando aquel
penalti que tantas burlas le costó.
El fútbol es fe, la fe del Real Madrid para humillar al
Bayern, su bestia negra, en su estadio, o la necesaria para que Ramos, una vez
más, se alzara entre todos los rivales para cabecear al fondo de la red el gol
del empate. Pero también la fe de los discípulos del Cholo para aguantar gran
parte de la prórroga en pie y ordenados, al límite de su físico pero con la
determinación intacta.
El fútbol también son errores, porque nadie es perfecto.
Casillas que lo ha sido todo para el Real Madrid estuvo a punto de dejar al
equipo de su alma sin una Champions que se les llevaba resistiendo más de 12
años.
Pero el fútbol sobre todo es explorar los límites, es
Juanfran con un esguince esprintando para cortar un balón que iba para Bale, o
Cristiano jugando lesionado, Benzema con una rotura muscular, Varane con la
rodilla tocada, Miranda y Godín con rampas o Filipe Luis resistiéndose a
abandonar el campo.
En definitiva el fútbol es como la vida, una veces se pierde
y otras se gana, pero lo importante es haberlo dado todo.