Los futbolistas a lo largo de sus carreras sufren altibajos
en su rendimiento deportivo, lesiones, problemas personales, o mala relación
con el entrenador son algunas de las causas.
Pero también tienen grandes momentos de forma, donde
alcanzan un rendimiento superlativo. Uno de los principales artífices de estos
momentos de los futbolistas, más allá de los propios jugadores es el
entrenador.
Un preparador que sepa situar a un jugador en el puesto
preciso dentro de su sistema, el que mejor se adapte a sus características
tendrá mucho ganado. Pero no solo vale con situarle en el lugar perfecto, hace
falta darle confianza y motivarle y sobre todo hacerle saber que forma parte de
un colectivo.
El ejemplo más claro de que el mejor amigo de un futbolista
es su entrenador lo tenemos en el Cholo Simeone, que ha convertido a Gabi,que
era un futbolista bastante limitado, en uno de los mejores centrocampistas de
Europa. Miranda pasó por Europa antes de
fichar por el Atleti, su temporada en el Sochaux fue para olvidar, y el Cholo
ha conseguido que todos los grandes de Europa babeen por el central brasileño.
Otro buen ejemplo es Mourinho, un gran motivador que
consigue crear fuertes vínculos con todos aquellos futbolistas a los que ha
entrenado, consiguiendo que estos estén dispuestos a dejarse la piel por su
entrenador (Menos en el Real Madrid).
Carvalho fue su discípulo en el Oporto, tras ganar la
Champions, le acompañó a Londres, y cuando Mourinho recaló en el Madrid también
siguió sus pasos. EL luso en el Chelsea consiguió además que jugadores de gran
calidad como Lampard, Drogba, Makelele, etc… encajasen en su sistema, se
sacrificasen por el colectivo y que firmaran las mejores temporadas de su vida.
Pero Mourinho y el Cholo también han demostrado que el peor
enemigo de un futbolista puede ser su entrenador. Cerci fue una petición
expresa del Cholo, pero no triunfó. Y Mourinho apartó a Mata del equipo porque
sus características no eran las que deseaba Mourinho. Ambos son futbolistas con
una calidad fuera de duda, pero no supieron ganarse el favor del entrenador y
eso les hizo abandonar el barco.