Una vez pasado el trago de caer en el Nou Camp por 6-1, pero recibiendo una vez más infinitos elogios, el entrenador Paco Jémez se ve en la tesitura de poder cambiar de juego dadas las goleadas encajadas los últimos años.

Jémez realiza un juego vistoso, pero encaja demasiados goles (Marca)

  Es cierto que el juego que propone el equipo vallecano, resulta muy atractivo, pero también es reconocido por la cantidad de goleadas que recibe, lo que le convierte cada año en uno de los equipos con mayor número de tantos encajados. En las temporadas que lleva el canario Paco Jémez encabezando la escuadra franjirroja, siempre ha sido de los más goleados. Cuenta con un total de 13 goleadas en las que recibió 4 goles o más en 2 años y medio, y el total en sus hasta ahora 102 encuentros como entrenador del Rayo es de 195 tantos en contra, con una media escandalosa de 1,95 goles por partido en contra.


  En su primer curso como entrenador rayista, y siendo ésta la mejor temporada de la historia del Rayo en Primera División, es el tercer equipo más goleado, con un total de 66 tantos en contra. Las goleadas más abultadas ese año son las encajadas en Vallecas ante el Valencia por 0-4, y el Barcelona por 0-5. Como visitante, en Anoeta recibe un 4-0. Y la que resultó más dolorosa, ya que se produjo ante un rival directo, el 6-1 en el José Zorrilla ante el Valladolid.
  La posición final del equipo, la novedad del nuevo entrenador y su forma de encajar a los jugadores para que comulguen con su juego, hacen que este apartado de goles en contra sea una mera anécdota ese año.

  En la temporada pasada, lejos de mejorar en ese aspecto, empeora los números, y finaliza la Liga BBVA como el equipo más goleado con 80 tantos en contra. Además el número de encuentros que finalizan en goleada se incrementa hasta 6. La única nota positiva es que en Vallecas «solo» encaja una, la que le propina el Barcelona del «Tata» Martino por 0-4. 
  Sin embargo como visitante, el propio Barcelona hace que encaje otros 6 goles. Real Madrid, Málaga y Atlético de Madrid le hacen una manita, y el Villarreal le endosa un 4-0 también. En todas las goleadas es incapaz además de anotar un solo gol.
  De esta manera, comienzan a oírse las primeras críticas en cuanto al aspecto de goles encajados se refiere. Ya no por el número en sí, si no porque muchos de esos goles son auténticos regalos defensivos en la salida jugada del balón, que se repiten una y otra vez, sin ponerle remedio.

Puliendo detalles, podría no recibir tantos goles (Marca)

  Y en lo que llevamos de la presente temporada, se está volviendo a repetir la tónica de los años de Jémez en el banquillo rayista. A día de hoy, es el equipo más goleado, igualado con el Levante, con un total de 49 tantos en contra. 
  Y como estos años, también se han producido goleadas. Eso si, de momento todas como visitante. El Málaga se anotó un 4-0 en La Rosaleda, y las visitas a los campos de los dos gigantes se han resuelto con un 5-1 en el Santiago Bernabéu, y este último encuentro, el del Nou Camp por 6-1.

  Cierto es que me gusta el juego de Jémez en ciertos momentos. Pero él mismo debe ver que no se puede ir a cada campo «a tumba abierta» ya que hay equipos con los que sabes que te vas a llevar «un saco» jugando de esa manera. Y de eso la verdad que ya nos empezamos a cansar un poco.
  Es verdad que él confía plenamente en su forma de jugar, y que seguramente jugando de otra manera igual encajas algún tanto menos, pero lo que no se puede hacer es ir regalando goles y recibir elogios solo porque se ha tenido más posesión en un partido. Porque somos el Rayo, y nos cuesta sangre, sudor y lágrimas hacer un gol, como para tirar ese trabajo con tantos encajados tontamente, solo por la idea de sacar el balón jugado todas las ocasiones, lo que hace que los demás equipos te presionen, y saben que alguna oportunidad durante el encuentro van a tener.

  Lo que quiero decir con estas palabras, es que el elogio externo repetido ante goleadas escandalosas hace que nos vaya minando la confianza en nuestro míster en ciertas circunstancias, ya que es algo que se repite demasiadas veces, y más cuando se podría revertir esa situación con simples modificaciones en algunos detalles del juego del entrenador rayista.