Dos finalistas para la final de la Copa del Rey: Athletic Clubde Bilbao y FC Barcelona y un objetivo: el Santiago Bernabéu.  Jugar la final en el templo blanco es la obsesión de ambos equipos para los que ganar la final pasa a un segundo plano. Ya no solo quieren ganarla si no quieren ganarla en el Bernabéu. Una petición a la que el Real Madrid se ha negado tajantemente. Después de la última final de Copa en el Santiago Bernabéu en 1997en la que el FC Barcelona se proclamo campeón frente al Betis y de todo lo que conllevó la misma, ni el Real Madrid ni su afición están dispuestos a que se repita ese numerito. Destrozos en el Bernabéu, pintadas y miles de culés celebrando esa victoria en las gradas del templo blanco. Una imagen que ha quedado para la historia y que sigue coleando aún 18 años después. Los culés quieren volver a repetir esa escena.

El despropósito. Celebrar una final en la capital de España que va a estar manchada por pitos y desprecios al país. Escenario perfecto para los aficionados nacionalistas para reivindicar cuestiones políticas que nada tienen que ver con el fútbol. Con estos dos equipos en la final la pitada va a ser mítica y quieren llevarla a cabo en la capital de un país del que reniegan. Los madridistas no solo se tendrían que enfrentar a ver en su campo a su máximo rival jugándose una final y con muchas posibilidades de ganarla sino ver a dos equipos que juegan una competición que menosprecian totalmente y que parece ser que solo utilizan como un escaparate para mostrar su poco amor hacía el país que los acoge.

Lejos de las opiniones políticas de cada uno, respetables al 100%, la coherencia debería primar por encima de todo. Si no estás de acuerdo con la Copa del Rey no celebres que la ganas, no la tomes como un título más, no presumas de tu clasificación. Respetar tanto un himno, como una competición sería lo lógico  cuando ellos con esa misma reivindicación están pidiendo respeto hacia su postura. Desde luego no es coherente. Si no te consideras perteneciente a un país lo lógico también sería no jugar una competición que es la que más representa a ese país.


Opiniones varias y polémica servida pero una postura firme: el Bernabéu no se toca. No se va a utilizar para un espectáculo tan lamentable que queda alejado de la palabra fútbol. No va a ser escenario del desprestigio a una competición que los madridistas quieren. No pondremos la otra mejilla para que nos abofeteen. No dejaremos nuestro estadio para que lo dañen en todos los sentidos. El Santiago Bernabéu no se usa para beneficiar a aquellos que quieren dañarlo.