
Cuando
se inició la Copa América, la mitad de los equipos del certamen ya tenían algo
en común, todos los que dan órdenes desde la raya, tienen acento argentino. Es la primera vez que tantos timoneles de una
misma nacionalidad convergen en un certamen continental de selecciones, que en
este caso vendrán desde la tierra de los bicampeones del mundo. Jose Pekerman con Colombia, Gerardo Martino
con Argentina, Ramón Díaz lo hace con Paraguay, Jorge Sampaoli dirige a Chile,
Ricardo Gareca conduce a Perú y Gustavo Quinteros hace lo respectivo con
Ecuador; de todos los anteriores, solo el técnico argentino nacionalizado
boliviano que dirige a la selección ecuatoriana fue el único que no logro
meterse en cuartos de final y decir que Argentina tiene 5 de los mejores 8 técnicos
del continente, es ya para elogiar y seguramente, algo deben tener.
El
tema de los entrenadores gauchos trasciende a Suramérica y no solo nos estamos
refiriendo a lo hecho por Pochettino en el Tottenham, Simeone en Atlético de
Madrid o Bielsa en el Olympique de Marsella, debemos incluir también a Iván
Sopegno que entrena a Guatemala, Esteban Becker a Guinea Ecuatorial y Hector
Cuper que conduce a Egipto. Si, el mismo
Cuper que se destacó en Huracán, que gano la Copa Conmebol con Lanús e hizo
carrera en Europa dirigiendo al Mallorca, al Valencia, al Parma, al Inter, al
Betis, al Racing de Santander y a la selección de Georgia.
El
fútbol argentino aun goza de un enorme reconocimiento, tanto a nivel sudamericano
como mundial, pese a que su torneo local no pasa por su mejor momento. La continua salida de jugadores al exterior somete
a los clubes a defenderse con sus canteras y hacen que la ausencia de calidad solo
pueda ser compensada con el ingenio de los entrenadores que se ven obligados
aprovechar al máximo los pocos recursos que les quedan. Este crudo aprendizaje termina formando
directores técnicos que se adaptan a los ambientes más hostiles, trabajando su
poder de convencimiento y transmiten a sus dirigidos las bases necesarias para
el crecer futbolístico.
Tanto
los Gasol como los entrenadores argentinos vienen de un mismo país, hacen una
gran labor y los hechos lo confirman. Su
gran entrega, constancia en el trabajo, amplio conocimiento y el ser ganadores
por naturaleza, influye de manera positiva en la mentalidad de sus jugadores,
haciendo que muchas federaciones y clubes alrededor del mundo, terminen
seducidos por contratarlos. Alfio Basile fue el último de ellos en
conseguir la Copa América, la consiguió en aquella edición que se disputo en
tierras ecuatorianas en un aquel lejano 1993, cuando le ganaron 2-1 la final a México;
veremos si este año, un técnico de la tierra de Gardel, logra levantar el tan
anhelad trofeo y aunque el tema es incierto, de lo que si estamos seguros es
que el trabajo mostrado en esta competición, ya cosecha frutos dulces y el
avance es evidente para cada uno de los países que los ficharon. La eliminatoria suramericana va a ser el mismísimo
infierno.
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