En
la época que en Argentina el pan subía 120% mientras se hacía fila para
comprarlo o el kilo de carne podía cotizar en varios millones de pesos, el
entonces presidente Carlos Saul Menem vivía en una dimensión desconocida, en una
paralela a la realidad. A mediados de
los noventa, cuando Carlo recibió una Ferrari Testarossa como
"agradecimiento" por los favores otorgados a un consorcio italiano
durante un sospechosísimo proceso de licitación, el ex se dio el lujo de usarla
para cubrir los 404 kilómetros que separan a Buenos Aires de Mar del Plata en
poco menos de tres horas. "Presidente, usted llegó a Mar del Plata con un
promedio superior a los 150 kilómetros por hora, pero la ley no permite ir a
más de 100. ¿Cómo es posible?", le preguntó un periodista. "Sí, es
verdad lo que dice, no se puede ir a más de 100... ¡Pero yo soy el
presidente!", respondió Menem. Y la mayoría de los presentes le festejó la
hazaña.

Apenas
se conoció la noticia, el debate se generó casi simultáneo. Por un lado, los que apoyan al jugador
sacaron a relucir su vida sufrida, que comenzó con el abandono de su padre
cuando el volante era un niño y la crianza de cinco hijos recayó en su madre
Jaqueline mientras que la otra parte votaba porque se debía sancionar a Vidal
por su actitud, que el peso de la ley debe ser igual para todos. Todos sabemos que King Arturo no perderá pero
el que si va a perder tarde o temprano será Sampaoli; si lo sancionaba y lo
sacaba del plantel en esta Copa América, le iban a reprochar al entrenador por
prescindir de uno de los mejores jugadores del plantel chileno pero si el
director técnico lo perdonaba y sigue jugando, lo condenarán por ser tan
flexible.
El
poderoso caballero cree que por venir de un origen humilde o tener un talento
especial en un deporte de masas puede salir indemne; no es la primera vez que
sus desenfrenos roban portadas, recordemos la pelea que protagonizó en una
discoteca de Turín al increpar a una mujer que iba acompañada o el llegar tarde
y bebido a la concentración de la selección por asistir al bautizo de un hijo
de Valdivia. Todo parece indicar que el
futbolista está acostumbrado a permitirse ciertos excesos con el convencimiento
de que a alguien como él, esas debilidades le están permitidas.
Tanto
a Menem como Vidal les encantan los coches de la reconocida marca italiana de
automóviles para circular por las carreteras de sus países a velocidades
prohibidas y temerarias, pero mientras al ex presidente argentino no le paso
nada, el futbolista chileno utiliza su figura mediática intentando convertirse
en una especie de mártir que merece ser desagraviado. Pero no se preocupen, la tormenta durara
hasta que el crack anote el próximo gol o regale la siguiente gambeta, porque es
evidente que para el pueblo, la pasión está por encima de las reglas.
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