En la mitología griega, los titanes eran una raza de
poderosos dioses que gobernaron durante la legendaria edad de oro; fueron doce desde su primera aparición
literaria, en la Teogonía
de Hesíodo y estaban relacionados con diversos conceptos primordiales, algunos
de los cuales simplemente se extrapolaban de sus nombres: el océano y la
tierra, el Sol y la Luna. Los doce
titanes de la primera generación fueron liderados por el más joven, Cronos,
quien derrocó a su padre Urano (‘Cielo’) a instancia de su madre, Gea
(‘Tierra’) y precedieron a los
doce dioses olímpicos, quienes, guiados por Zeus, terminaron derrocándolos en
la titanomaquia (‘guerra de los titanes’) y la mayoría de ellos encarcelados en
el Tártaro, la región más profunda del inframundo.
La
fecha que indica el comienzo del fin tiene su marca en el calendario, 30 de
Junio de 2002. Ese día un grupo de
jugadores brasileños se juntó en el estadio internacional de Yokohama para
disputar la final del mundial Corea-Japón contra Alemania, la selección
canarinha venció 2-0 y alzó su quinto título mundial. Ese equipo seria el ultimo exponente del ´Jogo
bonito´, aquel once de Cafú, Roberto
Carlos, Lucio, Ronaldinho, Rivaldo y Ronaldo, cabalgo el torneo sin ni siquiera
ceder un empate, gano todos sus partidos, 18 goles a favor y solo 4 en
contra. Fue la última oportunidad que
vimos a una ‘seleçao’ alegre y vistosa, fue la última ocasión que los
aficionados al buen fútbol vieron la magia de los muchachos de la CBF, fue la
última vez que la tierra de la samba sonrió.
A
finales de Junio de 2013 Brasil se preparaba para enfrentar a España en la
final de la Copa Confederaciones, el
entrenador del pentacampeón del mundo, Luiz Felipe Scolari daba su punto
de vista sobre el juego que desplegaba España y sus palabras confirmaban su
pensamiento: “Brasil jugó muy bonito en
el Mundial del 82 y no ganamos. España juega bien, juega lindo y gana. Nosotros
en 2002 también. Mi filosofía es que el ‘jogo bonito’ pasa, lo que quedan son
los resultados”. Sus palabras apuntaban
que el porvenir pasaba por la scolarización
de Brasil.
La
escasez de títulos hizo que algunos falsos profetas se apoderaran del banquillo
de la pentacampeona, se engaveto la concepción artística del juego y se
encorseto la imaginación a punta de dibujos tácticos. El hombre que mando el futbol arte a la
caneca de la basura, fue el artífice de la mayor vergüenza que haya padecido el
pueblo brasileño desde el maracanazo uruguayo de 1950, Alemania humillo a su
equipo 7 – 1 en semifinales de Brasil 2014 y los ojos de su pueblo se
convirtieron en ríos de tristeza. A
pesar del desastre, no hubo golpe de timón, la confederación brasileña de
futbol se empecino en hacer arder la majestuosa memoria histórica de su fútbol,
los jerarcas insistieron que el camino tomado era el correcto, que su fútbol debería
ser más europeizado y en su enfermizo ataque de resultadismo, se trajeron a
Dunga.
Brasil
fue a la Copa América con un juego remarcado por ser más de lo mismo y cayó con
Paraguay en cuartos de final. La
vulgarizaron del mejor futbol del planeta continua y ese estilo que generaba
envidia, el mismo que lleno de trofeos sus vitrinas, fue exterminado cuando se
inclinaron por modelos más tácticos que artísticos. Atrás quedaron los tiempos en que la técnica
individual estaba por encima de la geometría, los titanes verdeamarelos se
extinguieron y el talento brasileño, confinado al Tártaro. Y mientras Scolari y Dunga nos matan de
aburrimiento, los inquisidores de la CBF, nos saquean la ilusión y le roban la
alegría natural a un pueblo. Gracias.
0 comentarios:
Publicar un comentario