La imagen que abajo ilustra este artículo, el mítico Tango Adidas, diseñado por la marca deportiva francesa para el Mundial de Argentina 1978 nos retrotrae a una época donde el fútbol era, fundamentalmente, eso, un deporte, no un negocio.

 
Porque hoy, el fútbol, el juego como tal parece casi un ‘mal necesario’, algo sobre lo que se ha montado un negocio a todos los niveles. Un negocio que hay que ‘alimentar’, prescindiendo incluso de planteamientos éticos, y que no puede (debe) dejar de crecer.
 
El fútbol era mucho más bonito cuando no existían jeques, cuando no farsantes que juegan con los sueños de la ciudad y la afición de turno para dejar a su equipo en la ruina, sino en vías de desaparecer.
 
A pesar de que a alguno se le llenase la boca con aquello de “las sociedades anónimas son la solución para el fútbol”, el fútbol era mucho más bonito cuando los socios, verdaderos dueños del club, podían votar cada cuatro años y decidir si querían con la misma directiva o cambiar. Cierto es que podías hacer una gestión nefasta y dejar la deuda al siguiente al grito de ‘el que venga, que arree’ pero la alternativa no ha demostrado ser mejor: clubes que acaban desparecidos o hundidos y mayores desigualdades que nunca entre pequeños y grandes e, incluso, entre los antes llamados grandes, que han dejado de serlo.
 
SIMPLEMENTE FÚTBOL (@sfxespn) / TwitterEl fútbol era mucho más bonito cuando familias enteras podían ir a ver el partido del domingo y los padres podían inocular a sus hijos ese maravilloso ‘virus’ llamado fútbol. Hoy no; hoy, los precios de las entradas y los abonos, inasumibles para una familia media, y los violentos que se han infiltrado en el fútbol, como en otras concentraciones de masas, dificultan terriblemente la asistencia a los estadios de los más pequeños. Y los horarios, inexplicables se mire por donde se mire, lo hacen ya imposible. Pero, no ose uno preguntar a los rectores por los horarios y la imposibilidad de los niños de acudir a los estadios (incluso, de ver partidos por la pequeña pantalla): todo es en aras del negocio ¿¿¿¡¡¡!!!??? Que no se detenga la noria. ¿Dónde habrán quedado aquellas jornadas de carruseles de radio con todos los partidos a las 5 de la tarde (o a las cuatro, incluso) y uno, sólo, ofrecido por TVE a las 8 de la tarde del domingo?

El fútbol era mucho más bonito cuando la prensa deportiva hablaba de fútbol,cuando no se hablaba de cómo es la mano de Cristiano (esta es verídica) o de cuándo estornuda Bale (esta es una exageración del autor), cuando no había tertulias ¿futbolísticas? convertidas en ‘gallineros’ muy al estilo de programas del corazón, cuando no había forofos (elevados a su máxima expresión) metidos a periodistas…

 
Parece evidente que muchas de estas cosas no son más que un reflejo de la (no) cultura de este país. Un país en el que, al aficionado medio al fútbol, parece gustarle lo que recibe. Le interesa mucho más el fallo del árbitro, la (pen)última polémica de Mourinho, el peinado de Cristiano, el presunto delito fiscal del ‘de la acera de enfrente’ (el del mío nunca será cierto)… que las características de tal o cual jugador, la táctica a usar en un partido u otro o los métodos de entrenamiento de los diferentes entrenadores.
 
Al final, uno lleva años convencido de que el fútbol, el juego como tal, nos gusta ‘a cuatro’. Al resto, la polémica y el envoltorio… Y que gane su equipo, por encima de (casi) todo y (casi) todos.

 

Por ello, está tan bien titulado este portal “Todo el mundo sabe… pero pocos lo entienden”.