Andrés Iniesta ha
sabido reconvertirse a las exigencias de Luis Enrique a las mil maravillas. Con
la llegada del técnico asturiano al banquillo del Barça, se especuló mucho
sobre cual sería el rol de Iniesta dentro del equipo . Muchos pronosticaban que
su importancia dentro del equipo decrecería, sucediendo todo lo contrario, ya
que el manchego es una pieza básica en el engranaje de Luis Enrique.
El Gran mérito de
Iniesta ha sido adaptarse a la evolución del sistema planteada por el
preparador asturiano. Con Guardiola Iniesta se encargaba junto a Xavi de mimar el balón y
hacerlo circular con facilidad, siendo el esférico el encargado de correr. Con
la llegada de Luís Enrique Iniesta se ha convertido en un todocampista que
tiene que marcar el tempo del partido pero que a la vez tiene que correr y
llegar a la porteria contraria.
Parecía que a sus
31 años el manchego tendría problemas para adaptarse a este nuevo rol, pero
nada más lejos de la realidad. En la segunda parte de la temporada pasada se
vio a un gran Iniesta, algo que ha confirmado en la presente temporada . El canterazo
ha sido capaz de llevar la manija del equipo sustituyendo a Xavi y
complementarlo con el juego más vertical que propone Luis Enrique.
La evolución en el
sistema del Barça actual no se entendería sin Iniesta en el campo. El de
Fuentalbilla es el jugador que permite poder jugar con la esencia del estilo y
poner pausa al partido, tal y como se vio en al último clásico, pero a la vez
es el centrocampista box to box que recorre ambas áreas y llega a
puerta, como también sucedió en el Bernabeu.
A sus 31 años
Iniesta parece no tener límites. La lesión que sufrió ante el Lverkusen en el
Camp Nou no ha frenado su estado de forma que sigue en lo más alto siendo un
jugador más completo que hace tres años.
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