Los
japoneses siempre han gustado del pescado fresco, pero las aguas cercanas no
han tenido muchos peces por décadas. Así
que para alimentar a la población japonesa, los barcos pesqueros fueron
fabricados más grandes para ir mar adentro; después de intentar conservar la
frescura de los peces a través de congeladores o tanques para traerlos vivos,
los peces dejaban de moverse, estaban aburridos o cansados aunque vivos y su
sabor no era igual. La solución: meter
un pequeño tiburón en el tanque. Claro
que el tiburón termina por comerse algunos peces, pero los demás llegan muy,
pero muy vivos. Con esta estrategia los peces son desafiados y tienen que nadar
durante todo el trayecto dentro del tanque, ¡para mantenerse vivos!
A
mediados de Marzo de 2015 el Paris Saint Germain perdió en los minutos finales
del partido ante el Burdeos, un encuentro que ya todos daban como empate. Lo más llamativo no fue que el todopoderoso
club parisino perdiera esa contienda, fue la declaración que Zlatan Ibrahimovic
hizo justo al terminar el encuentro; cazado por las cámaras de Canal Plus de
Francia, se le oyó una rajada que levanto una polvareda de reacciones y dio mucho
que hablar en el país galo: “En quince años no he visto nunca un árbitro
así. Francia es un país de mierda
que no se merece al PSG” declaro el jugador sueco. Realmente coincidimos con él, ni el PSG se
merece una liga como la francesa, ni la liga francesa se merece un equipo como
el PSG.
El
equipo parisino, líder y vigente campeón, tiene un partido menos que el segundo
en la tabla de posiciones, ha hecho 30 goles más que su perseguidor y le lleva
20 puntos además, aún no ha perdido en esta temporada en el torneo local. La Ligue 1 es quizás la 5ª más importante de
Europa (detrás de la Premier, La Liga, Serie A y Bundesliga), es una verdadera factoría
que continuamente surte a las otras 4 que están por encima de ella pero esta
absurda superioridad de la banda parisina le hace un daño tremendo a una liga
en la que la emoción por el título se fue de vacaciones muy pronto y los demás
aspirantes, de antemano se ponen como meta un puesto de Champions para intentar
salvar parte del honor ante semejante poderío futbolístico.
El
PSG tampoco se merece una competición como la Ligue 1. Es verdad que la facilidad con que enfrenta
dicha competición le permite a Laurent Blanc rotar de manera conveniente
la plantilla, dosificar energías, trabajar tácticamente alternativas para
cotejos más importantes, permitir a sus jugadores sumar minutos para mantenerse
en forma y llegar hacerles sentir
importantes para el equipo, reforzando su confianza. Pero también es cierto que la menor competitividad
perjudica al equipo en la Liga de Campeones, dado que el nivel con el que llega
afrontar las instancias decisivas del torneo continental no es el más idóneo y
además, puede provocar que los futbolistas no afronten las eliminatorias
con la intensidad requerida, con el riesgo de lesiones.
Cuando
el jeque árabe Nasser Al-Khelaïfi se hizo con el PSG en el verano de 2011, fue
tajante al fijar el objetivo prioritario del proyecto: ganar la Champions en un
plazo de cinco años. El PSG progreso
mucho de la mano de Ancelotti en 2013 y con Blanc en 2014, la edición anterior
alcanzo a ilusionarnos cuando dejo en el camino al Chelsea de Mourinho pero
otra vez el Barcelona bajo del olimpo al conjunto francés. Es muy probable que el PSG necesite meter un
tiburón en su estanque para obligarse a competir de verdad. Ojala la idea, no llegue demasiado tarde.
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