En
1985, Steve Jobs pasó el peor momento de su carrera profesional: John Sculley,
el hombre que había fichado de Pepsi para ayudarle a llevar Apple a lo más
alto, provocaba que el Consejo de Administración de la compañía que había
fundado junto a Wozniak no le dejase más alternativa que la renuncia. Poco después de su salida, Jobs fundó NeXT y en
1986, compró los estudios Pixar
a George Lucas por 10 millones de dólares para luego vendérselos a Disney por
7.6 billones. La imagen que aparecía en los primeros Macintosh era la de Tío
Rico, el personaje de Disney. Irónico.
La
salida de Rafa Benítez del Real Madrid era crónica de una muerte anunciada. La misma no fue sorpresa para nadie. El ex técnico madrileño es un especialista en
cazar peleas con sus plantillas. Acumuló
roces con diversos pesos pesados de las respectivas plantillas de Liverpool,
Chelsea, Inter y Napoli que generaron mucha polémica. En Anfield termino mal con Albert Riera y
Gerrrad además de sentar a Xaby Alonso en un acto inexplicable; en el norte de
Italia quedaron en evidencia sus desavenencias con Materazzi o Zanetti donde
solo aguanto también media temporada. Después
de dos años llego a Stamford Bridge, Frank Lampard aseguró que era difícil
mantener una buena relación con el entrenador por sus duros métodos, su poca
cercanía y comprensión hacia los jugadores además de haber dado a John Terry
como un defensa acabado; en San Paolo el panorama tampoco cambio, tuvo fricciones
con Callejón al que dejo fuera en varios partidos y con Gonzalo Higuain, a
quien se le vio el disgusto varias veces que fue relevado.
La
otra sonora salida de un banquillo esta temporada la protagonizo José
Mourinho. Cuando el director técnico del
Chelsea, Michael Emenalo, habló de "palpable desacuerdo" entre el entrenador y los jugadores para
justificar su despido, sus palabras dieron oficialidad a la brecha insalvable
entre el técnico portugués y el vestuario. The Special One tenía un crédito inagotable en
la grada y el público descargó la ira sobre los jugadores que, según Mou, habían
traicionado su trabajo. Aunque lo del
adiestrador luso va más allá por su acostumbrada manía de buscar batallas
externas con otros técnicos, árbitros, comentaristas y hasta el sonado enfado
con la médico, Eva Carneiro. Al luso le
encanta ser siempre el centro de atención así esto le lleve al ojo del huracán.
Dos
reflexiones. En los grandes clubes los
resultados mandan y los dos técnicos se atrevieron a desafiar al status quo a
perseguir con ellos la estabilidad o a seguir canjeando cromos en el banquillo
a las primeras de cambio, claro, siempre será más fácil cambiar a uno que a
once. Por otro lado queda en evidencia
el poder que ejercen los vestuarios sobre el futuro inmediato de las
instituciones, con jugadores que se declaran en rebeldía bajando los brazos y
de manera intencional van dilapidando puntos como políticos, promesas en
campaña.
Así
como Jobs se fue de Apple por falta de respaldo, de igual forma se van
continuamente técnicos en todas partes del mundo. Nunca antes la suerte de todo
el submarino estuvo tan descaradamente en manos de los marineros que se visten
de cortos, los mismos que pueden hacerlo ir a lo más alto del océano o hundirlo
sin que el capitán pueda hacer otra cosa que esperar la patada que lo lanzará a
los tiburones. La volatilidad de los
resultados inmediatos hace que prácticamente los proyectos no existan y al
mismo tiempo, hace que entrenadores como Guardiola se atrevan a rechazar cheques
en blanco, como el que le ofreció el magnate ruso.
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