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Stefan Savic, el día de su presentación en el calderón (Foto: mundodeportivo.com) |
Desde
que Diego Pablo Simeone llegase al Atlético de Madrid, hace ya cuatro años, la
seguridad defensiva ha sido una de las grandes señas de identidad de este
equipo. Además, en un equipo habitualmente acostumbrado a vender, año tras año,
a sus mayores referentes, la defensa ha permanecido (casi) invariable a lo
largo de este tiempo: de aquél Courtois, Juanfran, Miranda, Godín y Filipe de
2012 y 2013, hemos pasado al Oblak, Juanfran, Giménez, Godín y Filipe de 2015 y
2016. Únicamente la salida de Courtois (no era propiedad del Atlético) y la
venta de Miranda al Inter de Milán el verano pasado, si obviamos el interruptus de Filipe, han privado a la
defensa colchonera de un ‘pleno de permanencia’.
Y la
salida de Miranda parece totalmente justificado desde un punto de vista
deportivo y/o empresarial: cierto es que todavía estaba en condiciones de
rendir a plenitud un par de años más y que formaba con el uruguayo Diego Godín
una pareja bien compenetrada y difícilmente superable; pero no es menos cierto
que era (casi) la última oportunidad del Atlético de sacar algunos millones por
él y que, quien había de ser su sustituto, el también uruguayo José María
Giménez, había dado ya notables muestras de solvencia cuando, por lesión,
sanción o dcisión técnico suplía al brasileño.
La
pretemporada comenzó en el Calderón con, al menos, dos ideas claras en
defensa: que los dos uruguayos, Godín y Giménez, iban a componer la pareja
titular en el centro de la defensa y que era necesario fichar un tercer
central, de unas ciertas garantías, para cubrir las ausencias de los
teóricamente titulares. Y el elegido por la dirección deportiva y cuerpo
técnico rojiblancos fue el montenegrino Stefan Savic: criado futbolísticamente
en Serbia, fue atraído, como tantas otras grandes promesas, por los millones
del Manchester City. Llegaría a Inglaterra en 2011 y, tras una temporada con
escasa participación, decidió poner rumbo a Italia en el verano de 2012. Allí,
en la Fiorentina, en concreto, cuajó tres excelentes temporadas: ya fuera como
central en defensa de cuatro o en defensa de cinco (o de tres, según se mire)
o, incluso, como lateral derecho, fue titular indiscutible a las órdenes de
Vicenzo Montella.
Resultaba
interesante comprobar cómo manejaría un jugador acostumbrado a ser indiscutible
(salvo su año en el City) la suplencia que le parecía imponer la solvencia de
la dupla Giménez-Godín. Y el montenegrino lo ha venido gestionado con absoluta
naturalidad, trabajando en silencio y rindiendo a un nivel más que notable en
las veces que ha sido requerida su presencia en el campo: tal vez, pocas, si
nos atenemos a sus prestaciones pero muchas si tenemos en cuenta lo poco amigo
que es Simeone de los cambios en defensa.
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Giménez, de rodillas celebrando un gol, y Godín, detrás, de pie (Foto: mundodeportivo.com) |
A la
vista de esto, un debate está empezando a calar entre la afición rojiblanca (y
seguramente también en el cuerpo técnico), un debate que parecía implanteable a principios de temporada:
si debe ser Savic el acompañante de Godín en el centro de la defensa atlética.
Y me atrevería a decir que sí. Siempre que ha jugado el montenegrino ha dado
notables muestras de solvencia, de seguridad en la retaguardia, de dominar el
juego aéreo… El único lunar que uno
observa en sus actuaciones (tal vez, necesite algo más de confianza) es algo
más de pausa a la hora de sacar el balón jugado: no es cuestión de exigirle ser
Beckenbauer pero tampoco de que rife la pelota parecería que sin criterio
alguno.
La
buena noticia: con Godín como jefe indiscutible de la retaguardia, el Atlético
tiene dos posibles acompañantes de comprobadas garantías, algo que,
desgraciadamente, no siempre ha ocurrido en el Calderón.