Claudio Bravo llegó a Barcelona sin hacer mucho ruido .En aquel entonces , la portería del Barça vivía un momento crítico tras la marcha de Víctor Valdés  y el chileno llegó procedente de la Real Sociedad para cubrir las espaldas de Ter Sieguen. El alemán llegó con la vitola de ser el sucesor del canterano y la misión de Bravo era ejercer de teórico segundo portero y aparecer en el caso que Ter Sieguen no se hubiese adaptado a las exigencias del Barça. Pero ha sido todo lo contrario, des del primer minuto Bravo se ha convertido en el dueño del marco blaugrana en la Liga con unos números que hablan por si solos.
El cancerbero chileno ha encajado 30 goles en 56 partidos jugados con la camiseta del Barça -19 goles en la anterior temporada y 11 en la actual- , cifras de auténtico porterazo. Se puede pensar que estas cifras se deben a que el Barça juega gran parte del partido en campo contrario, en parte cierto, pero por otra parte Bravo ha sabido aparecer en aquellos momentos clave que pueden marcar un partido.
Sin ir más lejos, en el último partido ante el Celta el meta chileno realizó una parada espectacular con 0-0 en el marcador que de haber sido gol el partido pudiese haber sido otro. En la pasada temporada, en el partido ante el Valencia en el Camp Nou Bravo paró un penalti y fue clave para que el Barça ganase el partido. Lo mismo sucedió en el último clásico del Camp Nou, donde con 1-1 en el marcador Bravo evitó que el Madrid se pusiera por delante. Estos ejemplos muestran que pese a la vocación ofensiva del Barça su aportación es vital para el buen devenir del equipo.
Bravo no es tan espectacular como Ter Stegen, sobretodo en lo que el juego de pies se refiere, pero transmite una sobriedad que da mucha seguridad a la defensa. El chileno tiene un correcto juego de pies, pero no tiene ningún inconveniente en tirar un balón largo si la situación de partido así lo requiere. Tampoco es un portero espectacular, pero está siempre cuando se lo necesita y para aquel balón clave, algo que en un equipo como el Barça es vital.
Bravo ha sabido adaptarse perfectamente a la portería del Barça – donde las pocas veces que hay que aparecer se debe cumplir – y ha hecho que la sombra alargada de Víctor Valdés desaparezca de la portería del Camp Nou a base de paradas, seguridad y unos números de auténtico escándalo.