El
fin de semana anterior, Rafael Nadal perdió en semifinales del ATP de Buenos
Aires ante Dominic Thiem, un jugador emergente, aún de corto vuelo en el
circuito que le derrotó después de casi tres horas de partido. Finalista del torneo de Doha, donde Djokovic
le infligió el resultado más duro de sus 47 enfrentamientos y eliminado por
Fernando Verdasco en la primera ronda del Abierto de Australia, Nadal buscaba
estímulos en la arcilla sudamericana de Buenos Aires, un ATP 250 en el que salía
como primer cabeza de serie y se revelaba como una oportunidad magnífica para
recobrar ánimos. La temporada anterior
fue la primera vez en 10 años que el mallorquín no ha sumado un título de Grand
Slam a su palmarés y el final, parece cada vez más cerca.
Lo
del Manchester United esta temporada ya está rozando el ridículo. No se trata solamente de un conjunto que
arrastra sus miserias por la Premier, en donde no solo no juega a nada sino que
además pierde partidos como el del fin de semana anterior frente al Sunderland,
un equipo que es penúltimo en puestos de descenso. La cereza que le faltaba al postre la puso
Louis van Gaal esta semana cuando sumó un nuevo revés tras caer en su visita al
modesto Midtjylland por la Europa League, torneo al que llego tras ser
eliminado en la fase de grupos de la Liga de Campeones. Con el agravante que el onceno danés llevaba
71 días sin disputar un partido oficial, no había jugado desde el 10 de Diciembre
y no había ganado un partido desde Noviembre.
El conjunto ingles fue convertido en el hazmerreír de Europa por un club
que se fundó en 1999, el mismo año en que Alex Ferguson lo convirtió en el
primer ganador del triplete (Premier, FA Cup y Champions).
Cuando
los Glazer y el vicepresidente ejecutivo Ed Woodward, le entregaron todos los
poderes a Van Gaal para que armara un plantel a su imagen y semejanza, era para
ganarlo todo, pero con el correr de los partidos el futbol no aparece por Old
Trafford y las opciones de algo tangible se escapan como agua entre los dedos. El club inglés es ahora mismo quinto en la
Premier League sin muchas esperanzas de conseguir una plaza para la próxima
Champions y ganar el segundo certamen en importancia del Viejo Continente
maquillaría en algo sus pálidos resultados aunque de momento no lo está
logrando y deberá revertir la serie en Old Trafford. Acá ya no está en juego el nombre de un
técnico que ha perdido prácticamente todos los créditos de los que tanto
alardeaba, acá ya se ha comenzado a jugar con un pasado admirable que puede
terminar en ruinas y la propia reputación del United se desmorona
alarmantemente ante los ojos de una afición impotente y unos directivos que no
toman decisiones de fondo que eviten la catástrofe.
No
sé si estamos enterrando prematuramente tanto a Nadal como al United, pero los
resultados no los dejan bien parados. El
tema del club inglés es crítico, el equipo ha perdido dos de sus últimos cuatro
partidos de Premier, mantener al técnico holandés es más de lo mismo y todo
apunta que podrían quedarse sin jugar la Champions la próxima temporada, torneo
que no solo es la mayor vitrina de Europa sino que además deja una considerable
cantidad de dinero en las arcas de sus participantes y con buena parte de sus
abonados entrando en rebeldía a seguir pagando precios exorbitantes por tan
pobre espectáculo. En este momento no
importa si es José Mourinho o Mauricio
Pochettino el sucesor de Van Gaal, se trata de hacer lo más sensato y darse
cuenta finalmente de que este proyecto simplemente no está funcionando y no va
para ningún lado. Se trata de que el que
fue algún día rey de Europa, no caiga más abajo. Tampoco creo que pueda.
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