Repasando entre mis apuntes del “calcio”, con motivo de mi
futuro viaje a Turín, encontré un Guerin Sportivo del año 1985 recordando la
serie A ganada por el Hellas Verona en la temporada 1984-85, que fue una
autentica heroicidad por parte de la entidad veronesa sobre todo si miramos la
nomina de jugadores que participaron en el campeonato esa temporada, en la
Juventus Platini y Boniek mas buena parte de los campeones del mundo en 1982,
en el Internazionale estaba Rummenigge, en la Fiorentina Passarella y Socrates,
la Roma había sido subcampeona de Europa la temporada anterior…, tal es así que
en la historia del “calcio” italiano es el único club que sin ser capital de
provincia ha obtenido el “scudetto”.
Al igual que en la obra de William Shakespeare, esta
historia de amor comenzó con un seísmo que a punto estuvo de dejar graves
consecuencias a nuestro Romeo particular, concretamente en el año 1981 el
Hellas Verona estuvo a punto de descender a la Tercera División del fútbol
italiano, después de conseguir salvar la categoría, la entidad deposito su
parcela deportiva en manos de Emiliano Mascetti como director deportivo y de Osvaldo
Bagnoli como entrenador, consiguiendo unos resultados que sorprendieron
absolutamente a todos, tanto que nuestro Romeo consiguió acceder a la más alta
sociedad del “calcio” italiano en solo un año, para antes de conquistar en Bérgamo
a Julie…, digo el “scudetto”, dejar dos temporadas de un fútbol realmente
espectacular con jugadores no muy conocidos pero que bajo los designios de
Bagnoli y el cariño de un club que más que una sociedad fue poco menos que una
familia, quedando así para la historia del fútbol italiano.
Tras ver la posibilidad de poder conquistar a Julieta o en
su defecto a alguna de sus amigas de la alta sociedad, el Verona perdió dos
finales seguidas de la Copa de Italia ante Juventus y Roma, nuestro Romeo
particular busco recursos nuevos para poder lograr su sueño de conquistar el
“scudetto”, aunque para ello se tuviera que enfrentar no solo al resto de
rivales del campeonato, sino a todos aquellos que le menospreciaban por venir
de los estratos bajos del fútbol italiano. Tras ver como su primera opción en
el mercado de fichajes del verano de 1984 se desvanecía, era Lothar Matthaus
que ese verano ficho por el Bayern de Múnich, encontró en el Kaiserslautern al
centrocampista Hans Peter Briegel, que se dio a conocer en el mundial de 1982,
y en el Lokeren al danés Eljkaer Larsen que se dio a conocer ese mismo verano
de 1984 en la Eurocopa de Francia.

Esa jornada fue clave para que esta historia de amor tuviera
final feliz, aunque los protagonistas de la misma reconocen que empezaron a ver
claras sus posibilidades de obtener el título dos semanas antes, cuando
consiguieron empatar en Turín ante la Juventus que meses después se proclamaría
campeona de Europa en Heysel. Aun la familia Capuleto hizo un último intento de
casar a nuestra Julieta con el Conde París, encarnado en el Torino, dentro del
“scudetto” de aquella temporada, tras otra racha de tres partidos sin ganar de
los pupilos de Bagnoli, pero finalmente él Como encarno el papel de Fray
Lorenzo, obteniendo un empate sin goles ante el Torino en la jornada 27 del
campeonato, lo que dio una ventaja al Hellas Verona que fue insalvable por
todos sus rivales, con lo que además esta historia de amor entre Romeo y Juli…,
digo el Hellas Verona y el “scudetto” 1984-85 alcanzara un final feliz el doce
de Mayo de 1985 en Bérgamo, donde tras un empate a un gol ante el Atalanta, el
Hellas alcanzo un hito irrepetible e inolvidable como reconocen los
protagonistas de esta historia, como por ejemplo el portero Claudio Garella,
que en un momento de debilidad sostuvo a su equipo con paradas increíbles como
en aquel partido jugado en San Siro ante el Milán de Niels Liedholm, de hecho
una de las imágenes del campeonato fue una parada suya en aquel partido a un
remate de cabeza impecable del inglés Mark Hateley.
Tras ese verano, ni el hecho de jugar la Copa de Europa
impidió a los grandes fichar a varios pilares del equipo, por ejemplo Fanna ficho
por el Internazionale, pero aun así se creó un vinculo tan fuerte entre aquel
equipo y la ciudad que aun hoy siguen reuniéndose para conmemorar la conquista
obtenida.
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