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Dicembre 2011: El Albacete Balompié (2ª B) deja fuera de la Copa del Rey, con todo merecimiento, al Atletico de Madrid (Foto: marca.com) |
Hoy, cuando
hace apenas un par de semanas que el Atlético ganara en el Bernabéu por tercer
año consecutivo, algo no logrado por nadie en los 88 años de historia de la
Liga, y que es el tercer equipo de Europa (tras Barcelona y Juventus) que más
puntos ligueros ha conseguido en 2016, resulta el momento oportuno para
reflexionar de un sentimiento que se ha ido, poco a poco, instalando en una
considerable parte de la afición rojiblanca: aquél que lleva a pensar que no
ganar la gran mayoría de los partidos y no jugar bien (entiéndase, de forma
vistosa) es un fracaso.
Y tiene
este sentimiento una parte tremendamente buena: el aumento de la exigencia. El
gran problema del Atlético de Madrid, desde que los Gil lo dirigen, por encima de apropiaciones indebidas,
infinitos cambios de entrenadores, fichajes ruinosos, un club convertido en una
agencia de compra-venta de jugadores… has sido la falta absoluta de exigencia.
¿Qué se malvivía en Primera sin opciones incluso de clasificarse para la UEFA?
No pasaba nada. ¿Qué se descendía a Segunda? Hacíamos un par de anuncios y
problema resuelto. ¿Qué nos eliminaba de la Copa un equipo de 2ª B? “Así es el
fútbol: a veces se gana y a veces, se pierde”.
Hasta
que llegó Diego Pablo Simeone. E instauró en todos los estamentos del club
(afición, jugadores, dirección deportiva…) un nivel de exigencia y de
superación que ha reportado notables beneficios a lo largo de estos más de
cuatro años, en forma de victorias, títulos y reconocimientos. Sin embargo,
tiene este status alcanzado por el Atlético también su parte negativa o su
parte menos buena: ciñéndonos sólo a las últimas semanas, considerar un fracaso
los empates contra el Sevilla o el Villareal en el Calderón o ante el PSV en
Holanda.
Las
tres temporadas de Simeone en el
Calderón se han saldado, sólo en lo que se refiere a Liga, con un campeonato y
dos terceros puestos y va camino del subcampeonato en ésta cuarta; por ende,
tres clasificaciones consecutivas para Champions (por primera vez en la
historia del club) y a un partido de clasificarse, por tercer año consecutivo,
entre los 8 mejores equipos de Europa (también, obviamente, por primera vez en
la historia del club).
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La plantilla del Atlético celebra el título de Liga logrado en el Nou Camp emayo de 2014 (Foto: rtve.es) |
Estamos,
nadie lo duda, ante la mejor época de la historia de Atlético. Y debemos
disfrutar de ella. Pero, por otro lado, debemos tener los pies en la tierra.
Aunque a la mayoría de la prensa, según el día y los intereses ¿mediáticos? le
convenga, bien ningunearnos, bien pretender demostrar que debemos competir de tú a tú con Real Madrid y Barcelona,
la realidad es otra muy diferente: por mucho que algunos quieran obviarlo, el
Atlético no tiene ni a un Cristiano ni a un Messi… ni a un Neymar ni a un Bale…
Ni a un Ibrahimovic, a un Agüero, a un Lewandowski… si extendemos la
comparativa a Europa y a aquellos equipos con los que, de facto, está compitiendo el Atlético año tras año.
Una vez
que uno se acostumbra a ‘lo bueno’, duelen ciertos resultados; duele no poder
seguir, en este caso, el ritmo liguero del Barcelona… no seré yo quien lo
niegue; pero que a nadie se le olvide, nunca, dónde estábamos en Diciembre de
2011 (en un lugar de La Mancha, de cuyo
nombre no quiero acordarme) y dónde estamos hoy (compitiendo por títulos y
entre los grandes de Europa).