Brasil. Playas, samba y sol son conceptos innatos de una de las ahora llamadas “economías emergentes” del mundo. Un país rico en gentes que afronta su modernización pero que ve como problemas como el narcotráfico y la corrupción son el némesis del estado.

Desde este mes de Junio y hasta el final del verano de 2016 viven posiblemente el mejor ciclo de eventos deportivos de la historia, Confecup – Mundial de Fútbol – JJOO. Este trío asegura en buenas manos un máximo de prosperidad y crecimiento para cualquier país, especialmente para los que ven como su desarrollo lleva un brillante camino. El culmen es que la sociedad no se sienta engañada y sufra el gasto que requiere la inversión de tales eventos, algo que está pasando y se traduce con las revueltas por las calles brasileñas durante la Copa Confederaciones.
La Confecup llegó al mundo en 1992 en Arabia Saudí, sede de las tres primeras ediciones. Desde 1995 hasta 2005 se jugó cada dos años hasta adquirir el actual formato, cada cuatro y el año anterior al Mundial. Precisamente Brasil es la reina del palmarés con 3 torneos, 2 tiene Francia y uno México, Dinamarca y Argentina. Desde el 92 se mantiene una especial maldición: la selección que gana la Confederaciones no gana el siguiente Mundial. Si ningún país había conseguido nunca el trío consecutivo Eurocopa – Mundial – Eurocopa, ya tenemos equipo seleccionado para romper el maleficio. Y nosotros ojos que lo vean.
Contracrónica ConfeCup: Las claves de la Jornada 3 - Biwenger y Comunio

El torneo tiene un orden básico que no vamos a descubrir ahora. Campeón del mundo, de los continentes y anfitrión son los participantes, elenco que deja lagunas para lo que sería el “torneo definitivo”, al igual que lo deja el Mundialito de clubes con su formato. Las ganas de encontrar un “campeón total” a nivel global ganaría en espectáculo y realidad basándose en el Ranking FIFA u otros factores estadísticos importantes. La solera de torneos como el Mundial, la Eurocopa y la Copa América tampoco permiten que un torneo de reciente creación les adelante por la derecha y esto hace que nos encontremos ante un torneo de segundo nivel. La competición de segundo nivel con las supuestas mejores selecciones. La Merkel estará que trina.

No ha dejado malos momentos y no los dejará. La imagen por excelencia de la Confecup es sin duda aquella parábola diabólica que sufrió Barthez desde la zurda del mejor lateral que han visto varias generaciones, Roberto Carlos. Batistuta, Laudrup, Romario, Ronaldo o Henry han dado gloria al torneo con sus sellos y algunas ausencias han marcado los límites de la Copa. España, vive su segunda participación tras aquel tercer puesto de 2009, donde el equipo no llegó especialmente motivado, y aunque el gran nombre propio sea el del conjunto ante la ausencia de balones de oro, quieren el torneo que les falta hasta que la derrota marque el límite de la generación más exitosa a nivel de selecciones de la historia. Quizás sea un torneo de segunda, pero para jugarlo hay que estar entre los elegidos.