Tras vencer con facilidad a un Segunda División inglés en el primer partido de pretemporada, el Madrid hacia frente a su primera prueba de nivel y en donde el fútbol del Madrid dejó mucho que desear. Veamos que pasó en este encuentro y en que debería mejorar el juego de conjunto de Ancelotti.




Clave 1.- Al igual que el Barcelona, el Madrid se enfrentó a un equipo mas hecho físicamente. El Lyon debe jugar una ronda previa de Champions mas que los equipos de las grandes ligas como la Real, el Milán o el Arsenal, por lo que estaban mejor preparados que los jugadores del Madrid. Pero por suerte para los madridistas, los franceses todavía no han alcanzado el ritmo de competición como si tenía el Bayern, lo que permitió que los merengues tuvieran cada vez posesiones mas largas según avanzaban los minutos.



Clave 2.- El esquema de Ancelotti fue un tanto extraño y fracasó estrepitosamente. El centro del campo fue ocupado por un trivote formado por Illarramendi, Isco y Di María. Esta formación hizo que el juego del Madrid fuera demasiado por el centro ignorando la presencia de las bandas. Por esa razón el juego del Madrid fue demasiado predecible y el Lyon no tenía problemas para defender los ataques madridistas. Solo cuando Di María se decidía a desmarcarse por la banda el Madrid fue capaz de crear ocasiones de gol. Si lo de ayer se trató de un experimento para ver si esta táctica se podía aplicar en partidos oficiales, esta claro que resultó fallido.





Clave 3.- Benzema volvió a jugar a un nivel bastante flojo. No por su falta de puntería ya que apenas tuvo ocasiones de marcar debido al mal juego del Madrid, sino por su actitud demasiado apagada. No se puede decir que Morata jugará un gran partido ayer, pero se vio que intentó hacer cosas aunque no le salieran, algo que también intentaba el Pipa Higuaín que ya está en Nápoles. Después del partido de ayer, el debate sobre la necesidad de fichar un nueve mas para el Madrid está mas abierto que nunca ya que ninguno de los delanteros de la plantilla está demostrando merecerse un puesto en el equipo titular.