El Real Madrid ha empezado la presente temporada sin desarrollar por momentos ni al 70% la idea de Carlo Ancelotti. Tres victorias y nueve puntos que dejan el casillero y la estadística impecable, ahuyentando el “No hay Liga” que tan pronto frustró el destino de los blancos la campaña anterior, de la cual tan sólo coincide la victoria ante el Granada, ya que se perdieron cinco puntos en Getafe y en la jornada inaugural, donde el Valencia empató en el Santiago Bernabéu.


Sería incauto, poco profesional y hasta maleducado juzgar el trabajo de un ganador de Copas de Europa por tres partidos de Liga. El trabajo de Mourinho dejó un equipo con ciertos automatismos, buenos y malos, y la idea del italiano dista sobremanera de la que tenía el portugués. Ver a Arbeloa en fuera de juego, la elaboración de las jugadas, un Modric capaz de hacer de Khedira y Alonso a la vez y como no se ha metido ningún gol a la contra, es más, ver como se falla en el método de forma grave como en determinadas jugadas contra el Athletic, nos da la idea de que Ancelotti ha abandonado en tres partidos de un plumazo los pros y las contras de la era Mourinho. El italiano tiene ya su lienzo en blanco, mientras que en los dos primeros encuentros pintaba sobre un cuadro ya dibujado, ahora empieza a encontrar espacios vírgenes, borrados de las costumbres de sus jugadores, donde desarrollar una idea que frente al Athletic empezó a coger forma y color. Momentos frente al Betis, minutos seguidos en la 1ª parte en Granada y regularidad por momentos hoy. Trazos.

 A falta de ver las capacidades, a priori exhultantes, de Asier Illarramendi, el golpe en la mesa a los centrales que ya dio Varane la campaña anterior, los límites de Casemiro o el empuje de La Fábrica con Carvajal, Morata y Jesé, el Real al que menos echa de menos es al líder, a Xabi Alonso. Carlo ha conseguido que Luka Modric rinda de verdad donde el año pasado no lo hizo tanto y descubrir ese verdadero jugador que no está de pasada, el rol de Luka ha sido efectuado a la perfección, sólo comparable por su sobresaliente al del recién llegado Isco. El malagueño ha cogido galones, ha ahuyentado las voces críticas que veían en él a un nuevo Pedro León, Canales o compañía, sus tres goles y su estilo ya son ovacionados en Chamartín. En el otro lado de la moneda está Mesut Özil. Lo del alemán es más incomprensible, aunque no ha hecho más que agrandar sus viejos defectos. Su protagonismo se pierde en su irregularidad, si el año pasado sufría cuando jugadores de similares características en la mediapunta como Modric o Kaká jugaban junto a él, este año su némesis está siendo Francisco Alarcón. Parece simple, la unión de jugadores de tanta clase elevaría ésta al cuadrado, pero con Mesut no es así, algo en lo que debe trabajar el nuevo entrenador, ya que la inminente llegada de Bale y un Di Maria que presionado sí rinde, pueden alejar de la titularidad al mago de la capital.
 

Dos semanas de parón que nunca han gustado al aficionado vienen por delante, momento de descansar y afianzar ideas para cuando lleguen los huesos duros de roer, Atlético a finales de Septiembre y Barcelona a finales de Octubre. Será el momento de ver si la idea es satisfactoria y podemos preparar hueco a la obra en el Louvre o borrar y preparar nuevos espacios en blanco sobre el papel. Y la Champions League, bendita Copa de Europa, donde la Juve entre otros ya afinan la lupa para calificar la obra de Carlo. Ya no hablamos de Marzo, Abril y Mayo, donde tantos y tantos proyectos madridistas se van al garete y donde los grandes triunfan. Para eso ya habrá tiempo, el que pondrá a cada uno en su sitio.

Manuel Díaz
@manudp85