Uruguay era indudablemente la favorita para ganar la primera edición. Su condición de bicampeona olímpica en el 24 y en el 28, y el ser el país anfitrión eran motivos de peso para pensar en un triunfo uruguayo, y así ocurrió. Sin embargo sus vecinos argentinos insistieron en dar guerra y se plantaron en la final tras ganar todos sus partidos, inluido un set a uno a Estados Unidos en las semifinales. La euforia se desató en Buenos Aires y hasta diez barcos de Dieguitos y Mafaldas (como diría Sabina) llegaron hasta Montevideo para ver a Argentina jugar la gran final. A dos horas antes de jugarse el encuentro el estadio ya estaba lleno. De las 100.000 localidades que había disponibles solo se vendieron 90.000 (que seguro que entraron mas) por evidentes motivos de seguridad. Los aficionados argentinos fueron cacheados en los muelles, el árbitro exigió escolta para él y sus asitentes,….Realmente es difícil encontrar partidos con un ambiente como este. Para colmo antes del partido ambas selecciones tuvieron una disputa de sobre cual debía de ser el balón del partido. Por aquel entonces el reglamento no recogía este tipo de cosas y ambos equipos pidieron jugar con su pelota. Finalmente se tomó una decisión salomónica y aparte de sortearse el campo y el saque con el habitual lanzamiento de moneda también se sorteo con que balón se jugaría el partido. El sorteo lo ganó Argentina la cual demostró con su derrota que dicha pelea fue basicamente una estupidez.
El partido comenzó y los doce minutos Pablo Dorado puso por delante a Uruguay. Sin embargo los anfitriones se irían perdiendo sorprendentemente al descanso. Peucelle igualó el choque, y al borde del descanso Stabile marcaba el 1-2 en un protestado tanto en donde los uruguayos pedían fuera de juego. El pitido del árbitro volvió a sonar y la segunda parte comenzó. Empujado por su público Uruguay salió al ataque y en el minuto 55 Pedro Cea logró el empate. Uruguay lograría dar la vuelta al marcador de forma definitiva al partido en el 65 con el el tanto de Santos Iriarte. En los últimos instantes, con una Argentina volcada, Anselmo logró el definitivo 4-2 y hacer así a Uruguay la primera campeona del Mundo.