Lo volvió a hacer. Messi ha vuelto a liarla con otro de sus extraordinarios actos de explosividad y destreza. El rival contra el que decidió hacerlo fue el mismo que hace casi 7 años había sufrido un gol “Maradoniano” por parte del propio Lionel. Aquel golazo había perfeccionado el que hasta ese momento era el mejor gol de la historia. Los escasos 4.000 espectadores que asistieron el jueves al Coliseum Alfonso Pérez, fueron los privilegiados testigos de una obra de arte. Otra más para la colección de Messi.

  
El Barca llegaba al estadio del Getafe para finiquitar una eliminatoria que había dejado prácticamente sentenciada en el partido de ida, cuando le endosó un 4-0 (2 goles de Messi) al conjunto “Azulón” en el Camp Nou. Pero había que cumplir con el protocolo de “los partidos hay que jugarlos”, y Messi está precisamente para eso: para jugarlo todo. 

Arrancaba como titular por primera vez desde su lesión y su lenguaje corporal reflejaba la ansiedad que tenía porque el árbitro diera el pitazo inicial. Comenzaba el partido. Vemos a un Messi participativo y con ganas de ser protagonista. Posicionado como un “falso 9” juega a la espalda de los volantes centrales del Getafe mientras basculaba en los ¾ de cancha del campo rival. Siempre cerca de su principal aliado: el balón. Al minuto 4 ya atizaba un remate que pasaba peligrosamente cerca del poste derecho de Codina. Fue suyo el pase profundo que inició la jugada, Neymar el receptor que inmediatamente devolvía la pelota a un Messi que venía ingresando como una tromba al área. Era el mismo «Lío» de siempre, atacando los espacios sin ninguna contemplación, con sus punzantes pases y piques endemoniados como armas.

  
Sin la incertidumbre por el resultado final de la eliminatoria, el partido transitaba entre instantes de pasividad y algo de fútbol. Messi seguía en lo suyo. Se divierte en los espacios que suele encontrar con la complicidad de sus compañeros. Pero el partido nos deparaba un momento cumbre en su desarrollo y sería al minuto 63 que lo descubriríamos. Antes llegaría la inauguración del marcador, con un gol (43′) que convertiría Messi luego de dejar pasar la pelota entre sus piernas para Fabregas. Maniobra de distracción para picar al área chica, y anticiparse a los defensas del Getafe con un toque que desvió al fondo de las redes tras el centro que metía Tello desde el costado izquierdo. Bonito gol.
Comenzaba el segundo tiempo y transcurrían los minutos sin demasiadas ocasiones. Hasta que llegaría el ya mencionado minuto 63. Tras una gran triangulación para salir desde el fondo por parte del Barca, Fabregas encontraba a Messi en la zona medular del campo. El argentino conduce el balón con aparente indiferencia mientras olía el temor de los rivales que intentan cubrir los espacios de aquel animal “con mirada asesina”. Le fueron saliendo de a uno y de a uno los fue eliminando con su inigualable y furiosa gambeta. Una fila de cinturas quebradas fueron las evidencias que dejó el «killer». La primera víctima fue Michel, quien intentó arrebatarle la pelota pero se terminó llevando un caño por su osadía. Tras dejar al primero balancea su cuerpo hacia adelante y acelera con una velocidad pasmosa. En un segundo arranque deja a 2 más en el camino con un caño(otro) de por medio para Lisandro. Finalmente ingresa al área para dejar desairado con una gambeta larga a Codina, y definir escorado a la izquierda con un sutil toque de suspenso. Un gol Messiniano. El Levante ya tiene rival para los cuartos de final de la Copa del Rey, es el mismo al que se enfrentarán esta noche (19:00 Hora Local) en el Ciudad de Valencia por la vigésima fecha de la Liga BBVA. Ya saben de los antecedentes que tiene Messi, solo esperan que al menos ante ellos no vuelva a hacer el mismo «Lío» de siempre.  

Josmel García (@JosmelGarcia)