Me escuece adherirme a la mayoría, sobre todo si es a la prensa catalana, pero se presenta inevitable. En contraposición de lo que se concibe en las redacciones de la Costa Brava, y formando una de las principales causas de las debacles del Barcelona desde que recibió dicho nombre, procuro alejarme de la destrucción al mínimo atisbo de debilidad en cuanto al equipo blaugrana se refiere. Pero cuando esta debilidad se manifiesta durante mes y medio de manera sistemática, de necios se convierte la labor de encubrir los males. El Barcelona traspasó esa línea; es hora de buscar culpables.
¿Qué pasa si al Barcelona le da por remontar desde hoy el vuelo y gana el triplete? ¿Me calla la boca? No lo veo así, este ejercicio se limita a analizar una situación que no es fruto de una desafortunada noche, si no que se repite con asiduidad y merece el calificativo de “problema”. Dicho sea de paso, es bastante improbable que aquello ocurra debido al conjunto de situaciones que han decidido juntarse. Entonces, ¿quién es el culpable de este 2014? Sí, 2014, no tratamos sólo el estrafalario partido de Anoeta. Los hay varios, como siempre. Entrenador, directivos y jugadores.
Para empezar con la directiva, aclarar que dejamos atrás la planificación de la plantilla. Nos centramos en las irregularidades que se cometieron en el “Caso Neymar” y que la justicia me permita eliminar aquello de supuestamente porque demasiadas nueces han sonado y dos altos cargos ya han caído. La serie de chapuzas que se han ido destapando han afectado como es natural a la plantilla y al técnico y sus subordinados, y se ha trajinado un ambiente tan crispante como desestabilizador que en nada ayuda al buen devenir del equipo.
Punto segundo: Martino. Me cuesta hablar mal del Tata, creo que su adaptación al equipo con el panorama que se encontró fue brillante. Creo que los cambios que ha ido realizando al estilo de juego del Barcelona, el cual se arrastraba para no parecer obsoleto, han dado resultado, siendo además arriesgadísimos debido a la esclavización de toda la ciudad de Barcelona a la dichosa filosofía. Creo que la meritocracia a la hora de confeccionar alineaciones ha sido digna de pura admiración  y el pulso del Tata jamás tembló, jamás dudó, jamás reculó. Siempre fuerte, siempre independiente. No podemos juzgar como es el Martino táctico, ya que ha cogido el equipo hace medio año y no ha adoptado un perfil concreto. Pero a Martino hay que achacarle parte de culpa en algo importante: la actitud de sus jugadores. El entrenador no sólo prepara onces, no sólo idea tácticas y no sólo ficha a jugadores. El entrenador debe mantener la armonía en el vestuario, debe motivar a todos y cada uno de los jugadores, debe asegurarse de que darán todo lo que sean capaces; y no estamos viendo eso. Estamos viendo un equipo apático, jugadores que no corren sin el balón, jugadores que no entran a un balón dividido como si les fuera la vida en ello, jugadores sin tenacidad, intensidad, pundonor… jugadores que no son deportistas. Pero obviamente la otra parte de culpa es de los propios jugadores.
Un equipo como el Barcelona, con los jugadores que ha tenido en esta época tan maravillosa, necesitan un entrenador del estilo Guardiola. Un entrenador muy muy exigente, que cuide cada aspecto, por insignificante que parezca, un entrenador intenso, insistente, que no descanse, que trabaje 10 horas al día en el equipo, que se estruje la mente para optimizar como fuere la aptitud y actitud de sus pupilos. El ego de los futbolistas del Barcelona demanda eso, por eso en parte triunfó el Barcelona desde 2008 a 2011, Guardiola los tenía a todos remando en su dirección, sabía cuáles eran los pesos pesados, aquellos que hace falta tratar diferente, y se los metió en el bolsillo, sacándoles el máximo. Los jugadores no soportaron el ritmo de Pep y se dejaron ir, por ello se fue el de Santdepor. Vio a una plantilla con muchos egos que se había descontrolado y hacía lo que demandaba su antojo en cada momento. El año de Vilanova al frente, siendo éste muy permisivo y a boca de ciertas figuras con peso en el club “muy amigo de los jugadores”, no hizo más que ratificar este hecho y el vestuario fue una auténtica verbena. Se descuidó el plano físico y llegaron las lesiones, a la vez que las tácticas se sustituyeron por individualidades por real decreto de ciertos personajes con peso dentro de ese vestuario. Se comenta con fuerza que muchas alineaciones con Roura “al mando” fueron fruto de una autogestión por parte de los jugadores que cedió tempranamente por pura inercia.
Jugadores como Piqué han ido demsiado lejos

Martino se encontró con un grupo de futbolistas cuya organización desmerecía tal nombre. Necesitaba corregir aquello, volver a recuperar ese hambre en los jugadores que la falta de autoridad había robado, necesitaba enderezar aquel timón que se movía alocadamente sin ningún patrón establecido. Martino necesitaba volver a hacer sentirse futbolistas a esos hombres a los que los triunfos habían  desacreditado esa potestad de ser los amos de Europa. Y le está costando. Sólo queda ver si Tata decide luchar por aquello que se propuso y desafiar decenas de mitos o si tirar la toalla se presente como la única escapatoria a una situación que gira en espiral y se presume desastrosa.