Nunca pensé que sumar puntos en Primera División, iba a dejar un sabor tan agridulce como el que he experimentado dos veces, en apenas cinco días. Si me pongo dramático, podría comparar la situación de la permanencia a la de un grupo de 8 ó 9 tripulantes que acaban de naufragar; y nadan en círculos buscando una tabla a la que agarrarse y que les salve la vida, sabiendo que no hay tablas suficientes para todos y que, al final, tres de ellos acabarán por ahogarse. ¿Suena agónico, verdad? Bienvenidos a la lucha por la permanencia en la élite del fútbol español. Esa es la sensación cuando el fútbol deja de ser un simple deporte para convertirse en una pasión de la que muchos nos hacemos partícipes.



«Sumar siempre es bueno y valoro estos puntos positivamente», declaró Fran Escribá. Estoy de acuerdo con él en la primera parte de su afirmación, pero discrepo en la segunda. Y eso que yo a este entrenador no lo cambio por nada del mundo, ni Simeones, ni Ancelottis, ni Martinos; y reconozco que es un señor y un ejemplo en todos sus discursos, pero algunos de ellos ya dejé de creermelos.

Lo del viernes, sin llegar al extremo pesimista, es un nuevo capítulo más del libro «Maneras y maneras de empatar» que nos hemos empeñado en escribir esta temporada. Y que no nos engañen, con un 0-2 en Pucela, el punto que arañó el Valladolid es bueno…para el Valladolid. Y el viernes, con un Toño en su mejor versión y un penalty a las nubes; el punto es bueno…pero es bueno para Osasuna.
Y de esta manera vamos dejando pasar oportunidades que en Primera se sirven a cuentagotas y en bandeja de oro; así vamos empujando a los demás hacía sus tablas de salvación, rechazando nuestra ventaja. Y eso en la máxima categoría es jugar a la ruleta rusa. Y si el plan de navegación es llegar sanos y salvos a las últimas jornadas, con concesiones así, veo al Elche CF en una última «jornada de transistores» a horario unificado la última fecha de la Liga.
Me quedo con que el equipo juega bien y deja una imagen de superioridad por momentos, a falta de plasmarla en el marcador final. Y con dos detalles más.
 
Las alabanzas de Escribá que ningún jugador quiere recibir. Para muestra, un botón. Stevanovic: «es el jugador que mejor centra de la plantilla»; a la grada primero y luego al Alavés. Generelo: «es el mejor profesional con el que he trabajado nunca»; a la grada y al Mallorca. Javi Flores: «el jugado con más talento de la plantilla»; en la grada y sin poder colocarlo en invierno. Sapunaru: «está en su mejor momento»; titular solo con Damián sancionado; y eso que el uruguayo no es ni la sombra de lo que le recordamos. ¿Será Rodrigues ese jugador «rápido y con desborde que nos puede aportar muchas cosas» el próximo en ser deshauciado?
Más allá del fútbol, me siento orgulloso de formar parte de una afición de PRIMERA con todas las letras. Que cantó el Aromas Ilicitanos con banderas y bufandas de fondo, animó al equipo en todo momento y ovacionó al gran Nino como nuestro 7 más recordado se merecía.

Hagamos de verdad buenos los puntos conseguidos en un futuro, pues queda mucho y nadie dijo que fuera fácil. Pero por ganas, ilusión, espíritu de los jugadores y aliento de la afición; si la suerte se agita un poco y tiramos de oficio, seremos lo que ya somos. De Primera.