En efecto, el Real Betis Balompié, está hundido, eso lo tenemos todos muy claro. Es el por qué lo que está por explicar…
Terminada la temporada 12/13 teníamos un equipo de UEL y en la pretemporada 13/14 ya nos encontramos con un equipo a medias entre Primera y Segunda…¿qué pasó durante esas cortas vacaciones, para que ninguno de los componentes del equipo, entrenador incluido, fuesen los mismos?
Parte de la pretemporada la realizaron en Inglaterra y fue un desastre, no consiguieron doblegar a los equipos de Primera a los que se enfrentaron. Ni los componentes habituales, ni los nuevos, conectaban; Pepe Mel y sus continuas rotaciones, tampoco ayudaron a que los jugadores se asentaran en sus respectivos puestos.
Si bien es verdad, que salieron jugadores muy importantes, sobre todo en el mediocampo, los que llegaron apuntaban alto, por lo que en principio no debía haber habido problemas de adaptación. Nombres como Cedric, Verdú, Sara, Chuli o Steinhöfer y Andersen hicieron las delicias de los oídos béticos.
La temporada arrancó de la misma forma que la pretemporada, sólo se tenía aliento gracias a las victorias en Europa; un equipo espeso, sin ideas, sin coordinación y un entrenador saturado, incapaz de crear un equipo apto, hace que todo vaya de mal en peor. La defensa hace aguas por cualquier lado, el mediocampo se mueve sólo por inercia y la delantera ni está ni se le espera y, a estas alturas, ya no viene…
En diciembre es destituido Mel, cambio necesario, decisión reprochada y aceptada a partes iguales por la afición, pero cambio obligado. Llega Juan Carlos Garrido, hombre de mundo, conocedor de la idiosincracia del club, persona que con su extraordinario pesimismo y exquisita desidia, hunden si cabe, un poco más, a este equipo.
A mediados de Enero, llega a Heliópolis Gabriel Humberto Calderón, y con él una nueva esperanza. Se acompañó su llegada con los fichajes de invierno, Baptistao, Adán y N´Diaye. Los fichajes de invierno siempre son buena baza para el Betis, por lo que la ilusión por un equipo competitivo y la esperanza de la salvación hacen que el bético de a pié, sonría más que nunca.
Pero la verdad es la que hay y el equipo no funciona, los que llegaron nuevos son los que están dando la cara y los que ya estaban, simplemente no están. Un jugador no hace equipo, no pueden tirar uno o dos o cuatro jugadores del equipo, si el resto esta con los brazos cruzados a verlas venir.
La clave de todo lo que acontece está en el pasado verano…el problema del equipo empezó ahí. Quizás, problemas de Mel con la directiva, que unida a problemas personales de algunos jugares, que mermaron la capacidad de concentración del equipo en su día, han hecho que todo el proyecto se desmorone. Se suele decir que lo que mal empieza, mal acaba, y esto es lo que le ha pasado al Betis, que por mucho que han intentado volver a la senda, después de verano, no han logrado encontrarla. No voy a nombrar culpables, porque estoy hablando de un equipo, pero voy a decir que hay jugadores que han sobrado desde el minuto uno, y otros, en cambio, que se fueron, hubiesen sido claves.
Pero aún hay una pequeña esperanza y el equipo parece, sólo parece, que quiere luchar. Aún hay tiempo…