El Domingo pasado se disputaba el derbi madrileño y con él una prueba más de que lo antideportivo sigue pesando más que lo deportivo. Porque después del partido poco se hablaba del fútbol de la superioridad de unos u otros o ni tan siquiera de los goles que se marcaron. Solo se hablaba de un nuevo episodio de anti deportividad y de vandalismo que sitúa al fútbol como uno de los deportes más salvajes y menos respetuosos de todos. Porque si bien es el más seguido también es el más criticado por episodios como los del pasado domingo.
Después de una semana se revive el episodio del famoso mecherazo a Cristiano Ronaldo, una lata de cerveza llena fue tirada en el Vicente Calderón cerca de Pepe y del propio colegiado, que lejos de preocuparse de la gravedad del asunto y en lo que podría haber desencadenado, se la dio a Diego Costa para que la retirara del terreno de juego como si nada hubiese sucedido. Después del enfrentamiento la lógica llamaría al árbitro a reflejarlo en el acta para poder actuar de manera dura y disciplinaria sobre estos hechos. Delgado Ferreiro no lo hizo. Motivo suficiente para seguir afirmando que esta Federación de Fútbol está cargada de irracionalidades.
Yo no culpo a esos pobres descerebrados que están esperando que juegue su equipo de fútbol para poder así insultar, vejar, violentar y arrojar determinados objetos a profesionales que hacen su trabajo y que dan el espectáculo con el que ellos se nutren y se divierten. Los responsables reales pasan desde el árbitro,que no lo refleja en el acta, hasta el Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol que no pone medios en todo este asunto. No sé si creyendo que este tipo de cosas son lícitas porque el fútbol es un “deporte de hombres” o porque estos actos le dan un toque de polémica al fútbol o porque no sé cuantos tópicos más nunca más alejados de la realidad.
Si la RFEF se dedica a multar a un jugador que reivindica y muestra su apoyo al cáncer infantil con 2000 euros y al Atlético por el momento mecherazo – que no olvidemos que es un intento de agresión- con 600 euros y ningún tipo de consecuencia más, no nos podemos extrañar. Nadie que es aficionado y fiel seguidor del fútbol podrá defender a esta entidad. Porque no vale con que cuando en los medios de comunicación te retratan de forma bestial, por esa multa a Jona, un jugador modesto del Real Jaén, que estaba haciendo un gesto especialmente bonito y que sensibiliza a muchas personas por la cantidad de enfermos acusados por el cáncer, quites la multa. Porque el daño, por lo menos a vuestra reputación ya está hecho.
Del derbi también podemos reseñar que no solo este episodio fue protagonista. La ida de cabeza del Mono Burgos ha recorrido el mundo, pero curiosamente ha sido defendido por la mayoría de periodistas que tienen cabida en programas nocturnos de tertulia. Es curioso que el periodismo- viciado y que carece de credibilidad por cosas como esta- defienda este tipo de actuaciones. La tolerancia hacia este tipo de actitudes y más viniendo de un técnico deberian de ser cero. En este caso la famosa frase “debe de ser un ejemplo para los niños” ha quedado en el olvido. Porque aquellos que matan a determinados técnicos por actos igual de reprobables justifican al Mono Burgos bajo el velo del amiguismo y el argumento de que es muy buena persona ,cosa que aquí no dudamos, pero que si me parece el argumento más pobre para defender a alguien ante algo completamente indefendible. No son los únicos retratados. También el Comité se ha lucido en este caso. Quizás por las posteriores disculpas del técnico al colegiado Delgado Ferreiro –disculpas que le honran pero no le eximen de culpa-. O quizás por ser quien es y por todo lo que significa. O quizás porque simplemente así es el mundo del fútbol. La gente que al igual que yo piensan que esto se puede pero no se quiere cortar, debemos acostumbrarnos a que es lo mismo tocarse la cara en señal de protesta que encararse con el árbitro de forma violenta e incontrolable. Al menos para los que mandan.
Estos son los ejemplos más cercanos en el tiempo de muchos casos que se han dando en todos los campos y que se siguen repitiendo. En ningún caso se actúa de manera tajante y con mano dura. Así jamás saldremos de este círculo vicioso. La gente reivindica justicia en el mundo del fútbol, un mundo que cada vez decepciona más y pierde su esencia por no imponer un cierto criterio y una cierta autoridad. Porque la gente se merece que lo que salga en los telediarios y en las tertulias sean los partidos y los canticos de una afición entregada por su equipo. Necesita que por unos cuantos no se juzguen a todos los aficionados. Y necesita que se pueda seguir creyendo en este maravilloso deporte que cada vez, y por desgracia, tiene menos credibilidad.