Los peques de la casa, al igual que jugadores y equipos, van quemando etapas en sus vidas, y llega un momento que pasan de los “por qué…” cotidianos a las preguntas trascendentales. Y este fue el caso de nuestro amigo Antonio, granadino de pura cepa, cuando su pequeño le preguntó: “¿Papá, por qué somos del granada?”

            Esta bonita historia comenzó un viernes después de comer, cuando padre e hijo fueron al Nuevo Los Cármenes para comprar las entradas para el partido del domingo.

            Ya en la taquilla, Antonio recogió las entradas y mientras las guardaba en su cartera, esbozó una sonrisa de medio lado, mezcla de orgullo e ilusión. Sergio, por su parte, muy pendiente a los movimientos de su padre, quiso saber el por qué de esa sonrisa y formuló su pregunta: “¿Papá, por qué somos del granada?”…Se sentaron en una terraza a merendar y, Antonio, con una buena dosis de mano izquierda, le explicó a su hijo ese “por qué”:

–         ¿Hijo, a ti te gustan los dibujos animados, verdad?- preguntó Antonio.

–         Si- respondió Sergio

–         Pero, ¿seguro que hay alguno que te gusta muchísimo más que los demás, verdad?

–         Siii, Caillou

–         ¿Me puedes explicar por qué, hijo?

–         Porque me divierto mucho con él. Aunque también hay veces que me aburro un poco, cuando lo repiten, pero me gustan mucho sus aventuras, me gusta verlo siempre- Contestó Sergio muy ilusionado.

–         Pues ser del granada es algo muy parecido hijo; me divierto, me hace feliz, me enfado, me aburro…puedo no puedo dejar de ir al campo ni un solo domingo para verlos-

 

Tu bisabuelo, tu abuelo y yo, ya formamos parte de la historia del granada, porque desde que éramos tan pequeños como tú, ya íbamos todos los domingos al campo para ver que aventuras nos iban a regalar. Y ahora ya te toca a ti, hijo mío, ya es hora de que tú también formes parte de este gran equipo.

Nosotros no llevamos más de cien años jugando, ni hemos estado en primera el tiempo suficiente, ni hemos ganados títulos…pero siempre estamos en el campo, siempre nos acompañamos, siempre nos apoyamos y siempre nos defendemos.

 

Ya mismo te empezará a contar tu abuelo, con pelos y señales, la gran hazaña del club, que fue a finales de los cincuenta cuando el equipo llegó a la final de La Copa, con el mismísimo Arsenio Iglesias marcando un gol. O te hablará de hombres como Pirri, Lasa, Barrios o Aguirre Suarez, que defendieron nuestros colores, pero eso ya corre de su cuenta…

            Llegó el domingo y, Sergio tiene prisa por salir de casa para ir a Los Cármenes, estaba más contento e impaciente de lo normal. Ya en el campo, sus ojos estaban pendiente de todo, como si quisiese grabar a fuego, en su mente, todas las imágenes que veía y acompañarlas de todas las palabras que su padre le regaló días antes. Este domingo era distinto, este domingo empezó a entender ese sentimiento que une a club y afición.

 

            Se mantuvo en todo momento pendiente al juego y, en una contra perfecta, El-Arabi a pase magistral de Brahimi, marca el gol del triunfo local…

            Padre e hijo se abrazaron y gritaron con todas sus fuerzas.

            – Esto es parte de nuestro legado, hijo mío…esto parte de nuestra herencia…