Las semifinales vuelven a la capital de España. En el mismo instante que millones de madridistas se mordían las uñas, tiraban de nicotina y/o revisaban su último control médico, con agua por distancia, Jose Mourinho lograba su pase a semifinales in extremis para agrandar su palabra favorita. Hay vida después de él, parece que no todo por donde pasa queda hecho un solar (genios dixit), y eso en gran parte es gracias al campo florecido primaveral del que Carlo Ancelotti disfrutó en Alemania, ya que el Real Madrid completó un partido horrendo en el Signal Iduna Park.


Reus es un genio. Y no es nuevo. Entre él y las cartas de San Valentín enviadas con retraso por parte de los jugadores merengues, se pusieron todos los madridistas a mirar al cielo, maldiciendo a Cupido por el sexappeal de los rubios. Di María fue el primero en presentar obsequio a los alemanes, con un penalty en el 16′ en el que resbaló, aunque no le salió el tiro por la culata con el disparo y Weidenfeller adivinó a parar. Avisaba Lewandowski de que saldrían «a toda pastilla» en la previa, no fue así, pero el penalty errado fue la píldora perfecta: error garrafal de Pepe, Iker hizo el «ángel» cuando estaba vendido y gol de Reus siete minutos después. El alemán será el siguiente en salir de los brazos de Klopp, sanción al Barcelona mediante, uno de sus numerosos encandilados. La sucesión de despropósitos no quedaría ahí, en menos de un cuarto de hora las abejas alemanas olieron la miel que aún desprende Illarra en algunos momentos y tras un mal pase del vasco robaron, Reus, faltaría más, balón a Lewandowski enviado al palo y llegando desde atrás el mismo Reus agarraría un rechace que pondría a la fantástica afición del Borussia con las semifinales en la yema de los dedos.

El descanso fue un punto de inflexión. El dominado y asfixiado mediocampo blanco recibió un balón de oxígeno, más bien un mapa, con la entrada de Isco por Illarra. El juego mejoró, sin la decisión tomada de marcar el gol que tanto pedía Carlo en rueda de prensa, pero con más criterio y comenzando a tocar sin errores. En el aire sobrevolaba la impresión de que el conjunto alemán se había tomado un descanso y no nos equivocamos, desde el 70′ fue un infierno. Un disparo al palo en el minuto 65 fue esta vez el acicate perfecto.

Pero el destino nos guardaba la sorpresa, esa aparición deseada por muchos durante la temporada. Casemiro fue el mejor del Real Madrid en los veinte minutos que estuvo en el campo, sosteniendo y expulsando testosterona para todo el equipo, con Iker ejerciendo de Santo. La prórroga no llegaba ni con Hummels de mediapunta, la gran venganza del Real Madrid llegaba con el minipunto menos esperado, el de devolver el sufrimiento por quedarse a un gol del que los blancos gozaron la temporada pasada. Con el corazón en un puño acabaron los madridistas el partido, hasta Cristiano ha solicitado paso por revisión tras sufrir como un bendito, pero con la vendetta perfecta. Y con la lección por aprender para la próxima cita, pocas y apasionantes, cuando las flores y brujas no ayudarán tanto a Carlo Ancelotti. El bombo decide ahora, pero las semifinales contra el Chelsea mandan como siguiente capítulo de esta enrevesada y bonita historia.



FICHA DEL PARTIDO:

(2) BORUSSIA DORTMUND: Weidenfeller; Friedrich, Hummels, Kirch, Piszczek (Aubameyang 81′); Durm, Jojic, Grosskreutz, Reus, Mhkitaryan; Lewandowski

(0) REAL MADRID: Casillas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos, Coentrao; Xabi Alonso, Illarra (Isco 45′), Modric; Di María (Casemiro 73′), Bale, Benzema (Varane 91′)


GOLES:

Reus 23′, 37′