El Jacint Verdaguer se vuelve a vestir de gala para seguir coronando una temporada de campeonato. El Marfil Santa Coloma se ha convertido en el equipo revelación de la temporada, pero ahí no acaba su labor. Su hambre insaciable y su poder ambicioso hacen que en estos playoffs sigan disfrutando de este deporte a través de resultados y ninguno de los obstáculos que se les han puesto por delante han conseguido frenar la embestida de los de Xavi Passarrius.

 

Con Dani Salgado como referente, se iniciaba una temporada para soñar. Las primeras jornadas así lo hacían presagiar. La temporada se iniciaba con un empate en casa frente a ElPozo y a partir de ahí, el sueño comenzó a crearse. Victorias en Lugo, Zaragoza, Palau, Manacor, Burela, Ciudad de Tudela,… Cada viaje era un reto superado por este equipo liderado por Dani Salgado. En casa, el equipo también se mostraba sólido y parecía que el objetivo de la Copa ya se había cumplido. Pero el deporte, como la vida, tiene estos momentos en los que te pone a prueba. Y una prueba de fuego se encontraría Marfil que vio como antes del playoffs perdía a su líder, Dani Salgado. El pívot catalán se olvidaba de todo lo que restaba de campaña por una grave lesión, lo que hacía que Marfil, en principio, perdiera su símbolo, su icono y su líder.

 

Y ahí llegó la palabra equipo al vestuario de Santa Coloma. Una palabra fácil de leer y nombrar, pero difícil de darle sentido y hacerlo valer en los deportes colectivos. La aportación de un jugador ya no era tan relevante, sí lo era el granito de arena que aportaban todos, superándose un poco a sí mismos e intentando tapar la superioridad de Dani Salgado sobre los demás. Y en Logroño se plantó este equipo, que nos ofreció el mejor cuarto de final, estando a muy poco de cargarse a ElPozo Murcia y de meterse en semifinales.

 

Ya no era Dani Salgado, la gama de líderes se ampliaba a Sepe, Adolfo, Didac, Rubén, Martel, Rafa López,… Y así un sinfín de jugadores que daban un carácter a este equipo. Y fueron cuajando y como si de un puzle se tratase, uniendo piezas para rubricar su presencia en playoffs como cuarto clasificado y ganando el factor cancha a un Magna Navarra que se afiliaba al ambiente de Anaitasuna para doblegar a los de Pasarrius.

 

Pero de nuevo, con un complicado reto por delante, salió la ambición, el carácter ganador y ahí, el resultado. Marfil se adelantó en la eliminatoria frente a Magna y jugará su primer ‘Match Ball’ en el Jacint Verdaguer. Dos goles de Sepe y Adolfo, uno de Martel y otro de Rafa Usín en propia, hicieron que el sueño siga vivo.

 

Y con la seguridad de Rubén y Didac, el trabajo físico y aporte táctico de Rafa López, el liderazgo a través del poder técnico de Sepe y Adolfo, los goles de Martel y Jordi Sánchez, la seguridad y constancia de Albert Segura y Lluc y la aparición de Medina en busca de aportar mucho trabajo al equipo, Marfil Santa Coloma le ha puesto un símbolo a la ciudad y la ha plagado de ilusión y sueños, en busca de un reto mucho más grande.

En tiempos malos para el fútbol sala, cuando parece ser que el dinero se concentra en prácticamente puntos muy concretos, cuando la Liga parece ser de tres, siempre aparecen equipos que nos dan señales de fútbol sala atrevido, valiente, rápido, técnico. La candidatura de Marfil nos ofrece todo eso y más. Y el final de todo esto aún parece quedar lejos. Los playoffs de Marfil Santa Coloma pueden ser dignos del nivel tan alto que nos ofrece nuestro deporte.