Ah, si yo fuera rico”, no hay que ser un experto para saber que en las gradas de Vallecas esa expresión ha estado en boca de muchos fieles, desde que allá el 20 de junio de 2011 entrase inevitablemente en Ley Concursal el Rayo Vallecano.

Y es que el equipo residente en el sur de la capital madrileña, orgulloso de la clase obrera y trabajadora, y al margen de toda causa capitalista, ha visto como el tema monetario -“las pelas”-han lastrado el rendimiento de este equipo durante éstos ya 3 años en la primera división del fútbol español. Obligados cada temporada a partir de cero, las desbandadas de jugadores -bien a qué fueron cesiones, bien a qué se marchasen al finalizar su contrato en buscar de mejoras salariales-se ha convertido en un hábito en la plantilla rayista. Hace dos años la cantidad fue de 11 jugadores, el pasado año de 13, y esta temporada se vaticina incluso una cantidad superior, contando prácticamente sólo con 5 jugadores que continuarían de forma segura -Cobeño, Nacho, Baena, Trashorras, Embarba-.

Por ello, mediante éste ártículo, queríamos dejarle una ofrenda a esa afición humilde que fin de semana, uno tras otro, arropa desde aquel 10 de mayo de 1976 -año en el que fuese inaugurado- en ese Campo de Fútbol a su equipo. Y cito bien el término campo de fútbol, ya que sé qué emocionalmente la clase proletaria no querría que lo nombrásemos como estadio. Para ello asemejaremos la trama de una película -para algunos desconocida-, con la pura realidad de la asociación vallecana. La película, como ya dejé caer al comenzar el artículo, tiene el título de “Ah, si yo fuera rico”.

Ambientada en la pobreza material -qué no espiritual-de un hombre llamado Aldo Bonnard. La vida no le sonríe. Acostumbrado a convivir con una mujer que le menosprecia y un jefe que le ningunea, vivirá de forma monótona diariamente. Y es que si extrapolamos a la vida rayista, no encontraremos muchas diferencias, ya que castigado desde la época Ruiz Mateos económicamente, ha visto como la entrada en Concursal, así como las exigencias económicas han marcado el devenir de este equipo. El propio Martín Presa tras finalizar la temporada 2011-12 afirmó que “de haber descendido, podría haber desparecido el club”. Durante la 2012-13, a pesar del 8º puesto final -mejor clasificación del Rayo en su historia-, consiguiendo así el pase a competición europea, las carencias económicas abortaron el sueño europeo. A todo ello hay que sumarle qué el inicio de la 13-14 no fue ni mucho menos el deseado, con unos ingresos televisivos paupérrimos(19M aprox.) respecto al resto de equipos, es increíble decirlo pero, ¡hasta la jornada 28 no salió por primera vez de los puestos de descenso!

 

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Y es que al igual que Aldo, el sentimiento rayista estuvo ajusticiado hasta el mes de marzo. Pero cómo podemos ver en la película, siempre hay un punto de inflexión en la vida, llamémoslo pizca de suerte o afán del Señor por ser justo con los que han de serlo. El protagonista gana la lotería, pudiendo disfrutar de todo aquello que hasta ese momento la vida le escondía, una vida padre. Tras consumarse el divorcio disfruta de todos los placeres de la vida. En la vida del rayo, al igual que para nuestro amigo Aldo, el destino escondía una sorpresa. Tras hacerse oficial la salida de la Concursal en enero, no fue la única noticia, ya que desde la jornada 26 han encandenado consecutivamente victorias hasta conseguir los 43 puntos -marca inpensable hasta hace muy poco-.

 

 

Este verano de nuevo promete ser movidito en las arcas rayistas con tanta entrada y salida, no sabemos si con tanto malgasto perdió su fortuna Aldo, pero quien sabe si al igual que el Rayo, esa riqueza podría ser pasajera, o, constante. Eso ya se lo dejaremos a la rueda de la vida.