Su ambición no tiene límites. Está decidido a ser el mejor de la historia. Es Cristiano Ronaldo, un jugador que se ha convertido en una leyenda viviente.
El martes ante el Bayern Múnich ratificó su condición de jugador determinante que siempre aparece en los partidos importantes. Anotó 2 goles para llegar a 16 en el torneo (récord) y nos mostró algo de lo que ya nos tiene acostumbrados: velocidad, potencia, regate, capacidad de salto y pegada. Sobre todo eso, pegada. Con poco recorrido para el remate es capaz de clavarla en el ángulo a 35-40 metros de distancia y arruinarle los planes a la más ordenada de las defensas. (Vease los 2 golazos que le hizo al Osasuna). Su segundo gol ante los bávaros fue una demostración de su capacidad para reinventarse y a su vez de sorprendernos constantemente. Corría el minuto 88 de partido y recibía una falta de Toni Kroos en la frontal del área. Tiro libre. Suspiraba mirando al cielo como preámbulo de lo que estaba por suceder. Mientras todos esperábamos su clásico “Tomahawk” el decidió engañarnos al sacar un disparo raso que pasó por debajo de la barrera del equipo alemán y que se coló en la arquería de Neuer. Un golazo magistral.
Ha agregado algo a su repertorio que lo potencia como jugador: sapiencia para comprender el juego. Juega a 1-2 toques favoreciendo la circulación de la pelota de su equipo hasta encontrar el momento y espacio idóneo para desequilibrar con su indescifrable gambeta. Todo a una velocidad pasmosa, casi sobrehumana. Es solidario para retroceder en defensa y para presionar la salida del conjunto rival. Por momentos del partido lo veíamos colaborando con Coentrao en la banda y siendo un eslabón más de una línea de 4 que se ubicaba por delante de un monumental Xabi Alonso. Sacrificio al servicio del equipo por parte del 7.
Ya había dejado su sello en el partido de ida al colocarle un excelente pase entre líneas al propio Coentrao, quien luego asistió a Benzema en el gol que le dio la victoria al Real Madrid. Es una faceta que no suele destacársele al extremo portugués. Su capacidad para asociarse con sus compañeros y si; de hacerlos mejores. Con sus asistencias, con sus desmarques de apoyo al servicio de la pelota. Siempre ofreciéndose como alternativa de pase. Sus últimas 2 temporadas han sido brutales, rompiendo todos los registros goleadores. Dentro de 20 días disputará el partido más importante de su carrera, cuando el 24 de mayo en Lisboa busque darle la ansiada décima al Real Madrid ante el Atlético. Pero antes, tendrá 3 partidos fundamentales en las aspiraciones de los merengues de conseguir la Liga BBVA. El primero de ellos, se disputará esta tarde (21:00 Hora Local) en el Bernabéu ante un Valencia que viene de quedar eliminado de manera dramática en las semis de la Europa League. Cristiano sabe la importancia de conseguir una victoria en este partido. No se conforma con haber clasificado a la final de la Champions. Quiere ganarlo todo, su ambición es insaciable.