Libre como el sol cuando amanece… Quizás ese sea el pensamiento que ronda por la cabeza de Emery y los suyos, un sentimiento de libertad y liberación que apareció tras la consecución del la Europa League.

Después de un comienzo de Liga titubeante con multitud de altibajos, como todos los años, se presentaba una opción seria de conseguir un título, esa opción es la Copa del Rey, donde el sevillismo deposita tantas esperanzas año tras año. Pues bien,  esa esperanza se vio truncada nada más y nada menos que por un Racing de Santander que milita (puede dejar de hacerlo este fin de semana) en 2ºB. Un buen Racing sacó los colores a los de Nervión, venciéndoles 0-2 en el Sánchez Pizjuan y dejando la eliminatoria casi sentenciada para los cántabros, que en la vuelta, con ese resultado, se limitaron a defender el marcador apeando de la competición al conjunto de Emery.

Otro duro palo para el sevillismo, una opción de título se escapaba, tocaba centrarse en la Europa League. Bien es sabido el filing que presenta el club hispalense con este trofeo, sus conquistas en años anteriores bien marcan el camino a seguir: esfuerzo, sacrificio y humildad son las bases para llegar a lo más alto, un camino que el Sevilla supo trazar.

El comienzo en la liguilla de grupos no fue el más esperado, en apenas 3 partidos consiguió una victoria, frente al Friburgo para después cosechar dos empates ante los débiles Liberec y Estoril. No hay premio sin constancia, una constancia que enmarco el camino del Sevilla, que obligado a puntuar fuera de casa lo fue consiguiendo hasta lograr el objetivo de la clasificación.  
Camino sin cesar… Reza la canción, pues bien, un pasaje sin cesar de luchar fue el recorrido que tuvo que realizar el Sevillismo hasta la conquista de su libertad, de su gloria, de su Europa League. El recorrido fue pedregoso: un Maribor luchador, una remontada histórica ante su rival más histórico, un gol en el último minuto y una tanda de penaltis donde Beto estuvo tocado por una varita. Algunos lo achacan a la suerte, pero cierto es que cuando uno lucha hasta el final, cuando se emplea a fondo cada minuto, cuando se exprime al máximo, al final de todo, uno puede sentirse libre como el mar…como el ave que escapó de su prisión y puede, al fin, volar…
       

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