Posiblemente no exista un central en el mundo con más virtudes que Pepe en el 1 contra 1: rigurosidad, timing, intensidad e intuición. Todas se conjugan para hacer del central portugués un obstáculo tremendamente difícil de superar en el mano a mano. En la dinámica del juego es prácticamente infranqueable. Otra es la aptitud cuando el defensor portugués tiene que defender en jugadas a balón parado.

 
Antes de su expulsión ante Alemania ya se había dejado anticipar por Hummels en el segundo de los 4 goles que la Manchaf le convirtió a Portugal. Se podría argumentar que al ser una marca en zona la responsabilidad fue compartida. Pero no es la primera vez que anticipan a Pepe en jugada de táctica fija. Está el antecedente de la final de la Copa del Rey. Bartra lo superó en el salto para darle el empate parcial al Barcelona en aquel partido. La victoria del Real Madrid maquilló aquella situación pero evidentemente el portugués presenta deficiencias en el juego aéreo que están estrechamente ligadas a problemas conceptuales y de desconcentración.
 
Hipnotizado por el balón suele perder la marca de quien termina ganándole en el salto. Fisicamente presenta un biotipo ideal para un defensor. Con 1.88 de altura y un gran despegue es incompresible que pierda con frecuencia la disputa aérea. Tener la visual del balón es tan fundamental como referenciar al rival para que no se anticipe en la acción. Tantearlo para chequear su posición. El fútbol es un deporte de contacto y Pepe es un gran exponente de ello. Pero suele imantarse por el recorrido de una pelota que no hace goles sola. Distracción suficiente para extraviar la custodia de quien es su responsabilidad.
 
Su personalidad transmite una irascibilidad que influye en el juego de los equipos que integra. Histeria pura. No tiene ningún complejo en sacarse la pelota de encima con revoleos sin sentido. No importa que tenga receptores disponibles para salir jugando. Ese es Pepe. O lo tomas o lo dejas. Nunca sabremos porque reaccionó de la forma que lo hizo ante Muller. La simulación del rival lo exaspera tanto como salir jugando con pelota. Probablemente haya pasado por su cabeza la responsabilidad que tuvo en el gol de Hummels. El efecto Dunning-Kruger concluye que “la mala medición del incompetente se debe a un error sobre si mismo”. Lejos de disimular sus defectos, Pepe los expone orgullosamente en cada pelotazo sin sentido, en cada actitud irracional y en cada patada desmedida.
Hoy se perfila como titular en una selección portuguesa que está al borde de la eliminación. El déficit de goles en contra que tiene el conjunto luso los obliga a asumir el protagonismo del partido ante Ghana. La irresponsabilidad de Pepe ante Alemania fue determinante. Será fundamental que esté en sus cabales para que Portugal tenga un desempeño notable ante los africanos. Veremos.