Nº4: Mundial 1990, semifinales, Italia 1 – 1 Argentina.
Si hay algún lugar del mundo (aparte de Argentina, claro) en donde Maradona sea considerado mas que un Dios, es Nápoles. El astro argentino había llegado al sur de Italia desde Barcelona para convertirse en el mayor jugador de la historia del Napoli, un único que jamás había ganado un Scudetto o un título europeo antes de la llegada de este. Comandados por Maradona el Napoli vivió una edad de oro que hoy en día los aficionados sueñan con volver a vivir, pero justo en su mayor momento de esplendor, Nápoles viviría una compleja situación. Italia se había convertido en la sede del Mundial de 1990, lo que se presentaba como una gran ocasión para limpiar la mala imagen del 86, y volver a recuperar la corona de campeones lograda en el 82. La azzurra había firmado un brillante torneo ganando todos los partidos, pero en semifinales debía hacer frente a la selección mas peligrosa del momento y a la actual campeona, la Argentina de Maradona. Sin embargo, este apasionante choque tuvo un aliciente todavía mayor, y es que el partido se celebraría en Nápoles, ciudad en la que Maradona había logrado el Scudetto ese mismo año, y la UEFA el año anterior. Esto podría haber sido una simple anécdota ya que parece improbable que los aficionados de una ciudad den la espalda a su selección por un jugador de su club por muy Maradona que se tratase.
Para entender la tensión vivida las horas previas al partido, hay que conocer la fuerte rivalidad entre el norte y el sur de Italia. La división norte-sur es una de las características más significativas de la sociedad italiana, históricamente situada desde la separación de los reinos de Nápoles y Sicilia del resto de pequeños Estados del norte de Italia. Para la Italia del norte el sur es la cuna de la mafia rodeada de campesinos, mientras que los habitantes del sur se ven como los únicos y auténticos italianos, mientras que sus compatriotas del norte son simplemente europeos, gente de ciudad que no comulga con la Italia tradicional. Maradona había liderado al Napoli en su afrenta contra los equipos del norte, por lo que este era amado en el sur y odiado en el norte, por esa razón no fue de extrañar el recibimiento que se llevó Maradona en estadios como el de San Siro en donde el propio Maradona bromeó diciendo que gracias a él los milaneses habían dejado de ser racistas y apoyaron por una vez a los africanos. Para este histórico choque de semifinales, Maradona intentó apelar al sentimiento sureño con unas polémicas declaraciones en las que lamentaba que ahora le pidieran a los napolitanos ser italianos cuando llevaban siendo marginados durante años por el norte del país. Evidentemente, Maradona no consiguió que la ciudad diera la espalda a la selección (salvo por una minoría) pero si consiguió meter la duda en los aficionados poco antes de un partido tan importante.
Maradona había llegado tocado a este partido, pero respirar el aire del sur fue el equivalente de ir a visitar al médico, y le curó, temporalmente, de sus problemas físicos, y a los ocho minutos ya tuvo que volar para parar uno de sus disparos. Sin embargo, fueron los italianos quienes golpearon primero después de que Schillaci cazara un balón despejado por Goycoechea tras disparo de Vialli, y lo metiera dentro de la portería. Tras el Italia se fue echando cada vez mas atrás según pasaban los minutos. Finalmente en la segunda parte, una Argentina volcada ya que Italia no ejercía ningún tipo de presión, sino que se limitaba a quedarse en su área, logró el empate con un gol de Caniggia de cabeza tras una mala salida de Zenga. Con el empate Argentina levantó el pie del acelerador mientras que Italia siguió manteniendo su posición conservadora, por lo que acabamos llegando irremediablemente a los penaltis. Ambos equipos lograron anotar sus primeros tres penaltis, por lo que el partido dio un giro cuando Donadoni lanzó el cuarto lanzamiento italiano. Goycoechea adivinó la trayectoria del balón, y tras lanzarse a la izquierda, detuvo la pelota. Maradona era el siguiente lanzador, y un gol suyo pondría muy difícil las cosas a la selección azzurra. Por primera vez en la historia San Paolo pitaba al Pelusa, pero este con sangre fría anotó el penalti. Serena debía lanzar el último penalti italiano con la obligación de marcar y seguir teniendo esperanzas, pero Goycoechea volvió a adivinar la trayectoria y repitió hazaña dándole la victoria a Argentina y dejando a Italia fuera de su Mundial.