Nº 3: Mundial 1982, semifinales: Alemania 3 – 3 Francia. 

Sevilla acogió una de las semifinales mas trepidantes de la historia de cualquier competición, en donde la palabra pacífica sería la última que se usara para describir dicho choque. Tras un titubeante inicio, Francia llegaba al partido en plena forma liderados por un Platini que parecía haber resurgido de sus cenizas, mientras que Alemania llegaba con Rummenigge y Muller lastrados, y con la ausencia de Schuster. Además, la selección germana llegaba al partido tras un Mundial lleno de dudas y polémica tras su derrota con Argelia, y su pantomima con Austria en la última jornada de la fase de grupos, y que volvió a ser tema de conversación en este Mundial. 

Fue Alemania la que se adelantó a los diecisiete minutos cuando Fischer recibió un pase en profundidad de Breitner y disparó a portería. Ettori detuvo el disparo con sus rodillas, pero Littbarski cazó el rechace y anotó el 1-0. Sin embargo los franceses solo tardarían diez minutos en lograr el empate después de que el árbitro señalase un claro penalti de Foerster sobre Rocheteau, que Platini se encargó de meter en la portería. Con 1-1, puede decirse que el partido se decidió en el horrible incidente del minuto 57. Battiston corría hacia el área germana dispuesto a cazar un gran pase que había superado a la defensa alemana. El portero alemán Schumacher, salió de la portería para interceptar al francés. Battiston llegó antes al balón, pero el guardameta acabó arrollándolo dejándolo sin dos dientes y tan lastimado que hasta se llegó a temer por su vida. Lo mas incomprensible de todo es que ni el árbitro ni el linier señalaron nada. Battiston acababa de salir del banquillo, por lo que Francia tuvo que gastar otro cambio para recomponer al equipo que acabaría necesitando en la prórroga. Alemania quiso aprovechar los momentos de confusión e ira de los franceses para evitar los 30 minutos extra, pero Ettori fue una barrera en los minutos finales.  

La prórroga ya fue una locura. Al poco de empezar esta, Tresor adelantó a los franceses tras rematar una falta sacada por Giresse, mientras que todavía antes del final del primer tiempo, el propio Giresse anotó el 1-3 asistido por Platini. Sin embargo, Alemania demostró su condición de equipo moralmente inquebrantable que siempre ha acompañado a su selección y a sus clubes, y lograron una remontada contra todo pronóstico. El 2-3 lo logró Rummenigge, que había salido al comienzo de la prórroga. El empate final llegaría en las botas de Fischer gracias a una buena peinada de Hrubesch. Antes de que se diera la temida tanda de penaltis, Amoros mandó un balón al larguero germano, pero la suerte parecía haber abandonado a Francia ese día, y en los penaltis la iba a necesitar.  

Por primera vez en la historia, una semifinal de un Mundial se decidiría en los lanzamientos de penaltis. Francia había anotado sus tres primeros lanzamientos, mientras que Stielike falló el tercero para su equipo. Francia desperdició su ventaja en el siguiente lanzamiento después de que Schumacher detuviera el disparo de Didier Six. Finalmente se llegó a la muerte súbita, y de nuevo, Schumacher, el gran villano de la historia del fútbol francés, volvió a detener el disparo. Finalmente Hrubesch anotaría el penalti decisivo, y Alemania volvió a clasificarse a una final mundialista.