El mundo lo empezó a conocer en Banfied. Se dice que muchos clubes europeos anduvieron detrás de él: Udinese, Juventus y hasta el Español. Pero, al final, como casi siempre en lo que se refiere a jóvenes talentos sudamericanos, fue Pinto da Costa quien se llevó el gato al agua y lo enroló en el Oporto. Tres años en el Oporto sirvieron para multiplicar su valor de mercado por 9 (por 5,1 millones de € lo compró el Oporto a Banfield en 2011 y por 45 lo vendió al Mónaco en 2014).
 
Su gran Mundial (6 goles en 5 partidos y el sexto jugador en la historia en marcar en 5 partidos consecutivos de un Mundial) ha vuelto a disparar su cotización hasta el punto de que se habla que el Mónaco lo ha tasado en 75 millones de €, 30 más de lo que pagó el verano pasado. Siempre partiendo de la base de que los precios de mercado en el fútbol parecen disparatados, la progresión de su precio está en relación directa con la de su juego. De hecho, con 23 años, es un jugador en crecimiento, un jugador con un notable margen de mejora, un jugador que, año a año, mejora sus prestaciones.
 
Su posición es la del ‘10’ de toda la vida; en los esquemas del fútbol moderno, ideal para jugar detrás del delantero centro en un esquema 4-2-3-1. Está perfectamente capacitado para recibir la pelota del mediocentro y, ya sea mediante el regate o el pase filtrado entre líneas, salvar las trincheras enemigas y habilitar al delantero centro o, incluso, para crearse para sí mismo la oportunidad de gol. De hecho, sus cifras goleadoras en Europa van creciendo año a año. Su depurada técnica hace que sea también un gran lanzador de penaltis o que sea capaz de lograr goles como el primero frente a Uruguay en los octavos de final del Mundial.
 
Sus dificultades, como la mayoría de jugadores de este tipo, radican en defender y correr hacia detrás: es por esto que la prensa especializada, ahora que se habla tanto de su posible fichaje por el Real Madrid, le ve difícil encaje en el esquema de Ancelotti. Es un perfil nacido para jugar de enganche, no tanto para jugar de interior en el esquema 4-3-3 tan de moda últimamente.
 
Quien consiga sacarlo este verano de Mónaco, se llevará una perla: mucho talento ya descubierto pero mucho aún por mostrar. A cambio, si el Mónaco consigue retenerlo este verano, su precio de verano el próximo será posiblemente superior.