Que la selección brasileña ha llegado al mundial para proclamarse campeona del mundo, es algo indiscutible. Pero la carencia de méritos propios puede truncar los planes de una selección que se antojaba imbatible.
Desde que debutase contra Croacia, en un partido en el que la victoria se la sirvieron en bandeja de plata, hasta los octavos de final contra Chile, hemos visto una Brasil con pocas ideas y muchas carencias. Sólo frente a Camerún consiguió elaborar un partido de excepción, pero, aunque se goleó al rival, nos enseñaron claras muestras de su debilidad en el campo. Neymar, con todo el equipo en sus espaldas, se permitió el lujo de relajarse, disfrutar y jugar a placer, hasta tal punto que el público abandonó el Estadio Nacional Mané Garrincha coreando su nombre.
            Contra Chile, el cuento volvió a ser el mismo que partidos atrás; el conjunto azteca cerró cualquier opción de liderazgo a la canarinha, que se encontró con un equipo luchador, bien organizado y con ganas de pelear la victoria. Nada daba resultado, ni siquiera los cambios, ni Ramires, ni Jô consiguieron refrescar al equipo, y volvió a recaer todo el peso sobre Neymar… ésta es la ventaja de tenerlo en tu equipo, que es un jugador que en cualquier momento, con un pequeño destello de su creatividad, te gana el partido. Pero un sólo jugador no hace equipo.
            La más que evidente debilidad de la defensa brasileña, pasa factura constantemente a Neymar; Dani Alves es el jugador más frágil de la zaga, mientras que Marcelo ni está, ni se le espera en su posición. El centro del campo, aunque más trabajado, tampoco es capaz de cubrir las necesidades del astro. Todo esto incrementa, aún más, la presión a la que se ve sometido; consciente que sin él, su equipo no hubiese llegado a cuartos de final.
            Pocos aliados tiene en el campo, pero los que tiene, son inmejorables. El central, Thiago Silva y el centro,Luiz Gustavo, le permiten siempre un margen de mejora. Y aunque Oscar, aparece y desaparece a su antojo, cuando se alía con Fernandinho, Brasil es capaz de desarrollar un juego más dinámico y creativo. Aunque sin duda, el mejor compañero de batalla que tienen estos guerreros, es el increible ambiente en los estadios, mejorando notablemente el rendimiento esperado.
            Todo este argumento, nos lleva a responder estas preguntas: ¿Tiene Brasil un plan B?, NO. ¿Recae sobre Neymar la responsabilidad de la victoria? SI.
Faltan nombres de gran peso en esta selección, hombres como Rafinha o Filipe Luis hubiesen sido las delicias del equipo y, en especial, de su “caballo ganador”; cualquier atisbo de seguridad defensiva permite a Neymar relajarse y desplegar toda su creatividad. Vuelvo a decir que, un jugador no hace equipo, y a estas alturas de competición, donde sólo pueden estar los mejores, Brasil, no es sinónimo de victoria; aunque la victoria,

la tiene Neymar en sus botas...