El fútbol, como el deporte mas seguido del mundo, es una fábrica de sueños, sobretodo para los niños, que aspiran a emular a sus estrellas. Agostino Di Bartolomei fue de esos pocos afortunados que tras pasar su infancia yendo al estadio de la Roma, acabó pisando el césped del Olímpico con la camiseta Giallorossi. Jugando en las categorias inferiores de la Roma desde los 14 años y convirtiéndose en el primer capitán romano de la historia del club, Agostino es sin duda el jugador mas icónico de la historia de la Roma y con el que solo Totti podría equipararse. Pero evidentemente Agostino no se convertiría en leyenda por su amor a la Roma, también era un jugador elegante, maestro del balón en largo, y con un potente disparo, pero no fue hasta la llegada de Nils Liedholm al banquillo de la Roma hasta que mostró todo su potencial cuando mostró todo su potencial tras ser retrasado al puesto de líbero. Fue en esa posición en la que Agostino lideró uno de los mayores triunfos de la historia de la Roma, al ganar uno de los tres Scudettos de la historia del club, eso sí, con la colaboración de jugadores como Ancelotti, Falcao, Pruzzo o Conti 

 

Ese triunfo en el campeonato liguero permitiría a la Roma participar por primera vez en la Copa de Europa y cuya final se celebraría casualmente en Roma. Pero el destino fue todavía mas caprichoso, y la Roma logró llegar a la final en el Olímpico en donde se mediría al Liverpool. Sin embargo, la afición romanista pronto comprendió que jugar la final en tu estadio mas que suerte, es una maldición. El miedo a caer en tu estadio, de sufrir tal humillación, suele pesar en las piernas de los jugadores, y aunque así no sea, la tensión con la que se vive el partido es mucho mayor de lo normal (y los brasileños pueden dar buena cuenta de ello). Phil Neal adelantaría al Liverpool después de que el portero de la Roma no pudiera atajar un centro (y en donde los jugadores romanistas pidieron falta), pero la Roma conseguiría empatar antes del descanso con un gol de Pruzzo de cabeza. Con miedo a perder ambos equipos, el partido se fue inevitablemente a los penaltis. El Liverpool fallaría el primer penalti y la Roma fue por segundos campeón de Europa, pero fue el único error de la tanda. Conti y Graziani fallarían sus lanzamientos y el Liverpool se haría con el título. 

 

 

Agostino abandonaría el club por discrepancias con la directiva y su nuevo técnico, Sven-Göran Eriksson, para pesar de la afición y del propio Agostino. Este se iría al Milan junto a Liedholm. El conjunto milanés acaba de subir de Serie B tras unos años convulsos y estaba en plena reconstrucción, por lo que Agostino no añadiría ningún trofeo mas a su palmarés. Finalmente se retiraría tras haber jugado en el Cesena y en la Salernitana. 

 

Agostino no viviría bien ese tramo de su vida. La Roma no le ofreció ningún puesto dentro del club a su mayor leyenda debido al mal final que tuvo la etapa de Agostino como futbolista en la capital. Al mismo tiempo Agostino se veía incapaz de pedir un puesto en la institución ya que consideraba que era obvio que alguien como él tenía que estar en la Roma. Para este el fútbol y la Roma eran su vida y verse desplazado de ambos fue siempre algo muy duro para él. De esta forma llegamos al trágico final de la vida de Agostino. Era el 30 de mayo de 1994, el día que se cumplían 10 años de la final Roma-Liverpool. Di Bartolomei que sufría una gran depresión puso fin a su vida con un disparo en el corazón. Tal vez ver como diez años antes había tocado con la punta de sus dedos un sueño, fue la gota que colmo el vaso. Puede que Agostino eligiera esa fecha como algo simbólico. Solo el sabía los motivos de su acto y el grado de su depresión. La muerte de Di Bartolomei provocó la conmoción del país, pero sobre todo de los romanistas. Agostino Di Bartolomei no solo fue parte de la historia de la Roma, sino que es también considerado historia de la ciudad. Una divinidad para la afición romanista y uno de los mayores ejemplos del amor que puede sentir una persona por su equipo.