Costa en su etapa rayista (as.com)

  «Una cesión del Atléti al Rayo para jugar minutos». Ese ha sido el titular que se ha visto repetido en un buen número de ocasiones los últimos años. Para matizar, diremos que ha sido así desde que el equipo rayista volvió a la máxima categoría, apostando por un fútbol atractivo, ya fuera con José Ramón Sandoval, el técnico que hizo salir del «pozo» al Rayo, o durante las temporadas siguientes, con Paco Jémez a la cabeza.

  El Atlético ha visto en Vallecas, un gran escaparate para que sus jugadores, jóvenes prometedores, pero sin las tablas necesarias para primera división, tengan en el equipo de la Avenida de la Albufera un sitio donde foguearse y poder demostrar su valía para jugar en el equipo colchonero posteriormente.
  Durante estas temporadas, han pasado por las filas vallecanas en modo de cesión varios jugadores. En este apartado, hay luces y sombras. Joel Robles, tenía imposible jugar en un Atlético que contaba con Courtois, pero actualmente es portero del Everton de la Premier League. Jorge Pulido sin embargo, nunca llegó a ser ese central del que se esperaba tanto, y acabó saliendo por la puerta de atras del Calderón dirección al Castilla, que actualmente milita en 2ªb. Diego Costa sin embargo, encarna todo lo que puede salir bien de una cesión. Un jugador que acaba de salir de una lesión grave, necesitado de minutos en primera, y que en solo media temporada en Vallecas, «la rompe». Vuelve al Atlético, al que hace primero campeón de Copa del Rey en el Bernabéu, y posteriormente campeón de Liga y subcampeón de Champions League. Actualmente delantero titular de la selección española y del todopoderoso Chelsea.
  Otra cesión que salió bien, fue la temporada pasada la de Saúl. Un jugador que con tan solo 18 años, cumplió con creces en todas las posiciones en las que el míster rayista le puso, ganándose la confianza del «cholo» Simeone para que esta temporada que ha comenzado, sea un jugador cada vez con más peso en la plantilla rojiblanca.
  El presente curso, también se han solicitado cesiones al Atlético, alguna de manera infructuosa, como la de Óliver Torres, pero casi en el último momento, llegó el argentino Insúa, que viene a hacerse dueño del lateral izquierdo, ya que no contó con la confianza de Simeone, estando Filipe Luis, y las pocas veces que actuó, no lo hizo a la altura del brasileño.

Leo ha vuelto a casa (as.com)

  El último caso de es el de Leo Baptistao, el cual es un caso especial, ya que él ya salió de la cantera rayista, lo fichó el Atlético de Madrid, y ahora disfruta de una segunda oportunidad a las órdenes de Jémez, tras su infructuoso paso por el Betis en el pasado mercado invernal.
  Leo, se ha propuesto volver a ser ese jugador eléctrico, que asombró hace dos temporadas con una primera vuelta impecable, solo parada por una inoportuna lesión, pero que hizo que unida al resto del plantel, pudiera forjarse el que sería el mejor Rayo de la historia en cuanto a clasificación. Incluso iba a ser llamado por Lopetegui para la sub-21 dada su meteórica proyección.
  Quiere hacer cambiar los silbidos recibidos de la grada vallecana cuando marchó al Betis, en aquellos aplausos de dos años atrás, y lo quiere conseguir para demostrar varias cosas. Primero para devolver todo el cariño a los rayistas, y demostrar el amor que tiene por la «franja»porque es su casa, y segundo, porque le quiere hacer ver a Simeone la clase de jugador que es, que puede tener un hueco en la plantilla atlética del año que viene, y que está preparado para ser un jugador con peso dentro del equipo. No solo para los «minutos de la basura». No quiere ser ese tipo de jugador que va de cesión en cesión hasta que desaparece de la primera línea futbolística, si no que quiere retomar su carrera donde lo dejó hace dos años, siendo ese jugador distinto, que cae a banda, con una gran zancada y que, sin ser un delantero al uso, es capaz de anotar con cierta facilidad. en resumen, Leo quiere que se repita la historia de Diego Costa y crecer para volver al Atlético y quedarse porque vale de sobra para ello.