El pasado fin de semana saltó la liebre con el amago de cambio de Messi en el Camp Nou en el partido que lo enfrentaba al Eibar. Esa esperpéntica imagen donde veíamos a un entrenador (que llego a tierras catalanas con un perfil autoritario y una aparente mano dura que le hacía convertirse, precisamente por esto, en el mejor candidato para el postulado puesto de entrenador del FC Barcelona) quedar en literal ridículo y en una posición opuesta a todo lo que se había dicho de él. Su amago de cambio lo retrató. Como no podía ser de otra forma, esto ha constituido un tema de debate que aquí también nos planteamos.
 
¿Mandatarios o mandados? ¿Quiénes son realmente los que mandan en los equipos de élite? ¿Pasa lo mismo con el Real Madrid y con Cristiano Ronaldo?
 
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En el caso anteriormente tratado queda muy clara la respuesta a la primera pregunta ya que no hay más que atenerse a la imagen, y ya se sabe y se dice, ciertamente, que una imagen vale más que mil palabras. El primer acto revelador es que un entrenador le tenga que preguntar a un jugador, ya sea Messi, Cristiano o quien sea, que si lo cambia. ¿Perdona? El señor Luis Enrique debería tener la suficiente autoridad para no tener que preguntar si un jugador quiere salir o no del terreno de juego, simplemente si el lo ve conveniente (como lo veía en ese momento) lo tiene que cambiar. El segundo son sus bochornosas insistencias y por su parte la forma tan descarada de Messi de ignorar a Luis Enrique que con un simple levantamiento de pulgar dio por cerrado cualquier negociación con su entrenador. Tengo que reconocer que ,quizás peque de ingenua, pero a mi esa imagen me sorprendió porque si bien es cierto que no es la primera vez que se habla y se ve el liderazgo, por llamarlo de alguna forma, de Leo Messi  tampoco es la primera que se habla de las supuestas condiciones de Luis Enrique y de cómo por encima de todo iba a imponer su criterio y solo él llevaría el equipo y sería el máximo mandatario. Algo que por lo que pudimos ver no es así, ya que pesa más la palabra de la estrella del equipo que del que gestiona este equipo.

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Si hablamos del caso del Real Madrid también hay que basarse a los hechos, y los hechos son queAncelotti siempre que ha cambiado a la máxima estrella del Real Madrid,Cristiano Ronaldo jamás ha preguntado. Ayer pudimos ver como ambos protagonistas se hacían eco de este hecho y aprovechaban para calentar el clásico con unas declaraciones que, aunque ciertas, meten 
acertadamente el dedo en la yaga porque como ya aprendimos en la época de Jose Mourhino los clásicos son más que un partido y se deben de ganar también en las ruedas de prensa y fuera del campo. Ancelotti no perdió la oportunidad y tras el partido de Champions en Anfield dijo textualmente: “He cambiado a Cristiano sin preguntarle”. Una frase que va con una doble intención: Dejar claro que el Real Madrid si tiene un entrenador que manda y al que sus jugadores  respetan y obedecen y por otra parte avivar un debate que al único que perjudica es al FC Barcelona y poder desestabilizarle de cara al clásico. En esta tarea no estuvo sólo ya que Cristiano Ronaldo también afirmo tras el partido: “Yo no tengo que pactar nada con Ancelotti, él hace lo que tiene que hacer y lo mejor para el equipo. Como un entrenador inteligente el sabe dirigir muy bien a los jugadores”. Una obra maestra por parte de ambos para cargar toda la presión al FC Barcelona y sobre todo a sus dos                                                                                                                               figuras: Leo Messi y Luis Enrique.

 
Mi opinión sobre quien debe de mandar en un equipo será la obvia y generalizada: el entrenador. Como aficionada al fútbol me da vergüenza estas situaciones y criticaría duramente esa imagen que dio el FC Barcelona si fuera aficionada de este, al igual que he criticado ciertos sesgos que me hacían en determinados momentos dudar de la autoridad de Ancelotti. Lo que me parece  un horror es que el fútbol caiga en manos de las estrellas a las que no les basta con tener un cierto liderazgo superior al de otros jugadores en el campo, con gozar con sueldos estratosféricos sino que también quieran imponer sus caprichos e interferir en las ordenes de los entrenadores. Está bien consultar determinadas cuestiones con las grandes figuras de tu equipo pero teniendo claros los límites. Los caprichos y los enfados de jugadores estrella hacen que equipos de élite con un conjunto de jugadores magníficos pierdan el orden, la disciplina y por lo tanto dejen de ser un equipo.

 

 
Todo esto me hizo recordar algo que muchos no entienden, la defensa a Jose Mourinho. “El Mourinhismoes simplemente eso, reconocer al entrenador como la autoridad en un vestuario sin que los jugadores interfieran en sus decisiones. Hay  tan pocos entrenadores que lleven este principio tan a raja tabla como él que por eso nace y prevalece este movimiento.