Bien es cierto que cuando la Liga se detiene para dejar paso a las selecciones, mucha gente desconecta totalmente de su equipo, del fútbol. Sin embargo, otras personas, entre las cuales me incluyo, nos dedicamos a seguir el día a día de nuestro equipo, nuestra pasión, ese que nos da felicidad y tristeza a partes iguales.
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Los parones. Ese período de tiempo que nos deja huérfanos de Liga, que no de fútbol, y en los cuales los sábados y domingos se nos hacen largos en demasía. Nos encontramos vacíos, como si nos faltara algo.
En este parón en el que estamos inmersos, se me hace imprescindible reflexionar un poco acerca del devenir de nuestro Granada CF. Un equipo que se mantiene en la lucha por la permanencia, como no podía ser de otra forma, un año más.
Muchos pensaban que este año sería diferente. Nuevo entrenador (oh! sale en la tele), nuevas ilusiones. «Este año llegamos a UEFA» -decían algunos. El inicio de temporada así lo hacía presagiar, ya que el Granada comenzó la temporada siendo uno de los equipos más en forma de toda la competición. Las ilusiones se disparaban, todos pensábamos en un Granada europeo, mientras que todos los integrantes de la gran familia del Granada CF nos instaban a ver la realidad, esa que nadie quería ver.
Hasta que un día, sin esperarlo, nos dimos de bruces con la cruda realidad de nuestro equipo. Todas las utopías que la mayoría de rojiblancos se habían imaginado habían quedado en el olvido después de una serie de derrotas que devolvieron al Granada a los puestos bajos de la tabla.
Y es aquí donde, sí que sí, aparece la realidad del Granada CF. ¿Que cuál es? Esa realidad está compuesta por personas que no quieren al Granada ni lo sienten como suyo. Personas que solo se arriman al calor del fuego que más calienta. Personas que, después de ver como nuestro equipo perdía una serie de partidos, se dedican a criticarlo todo y a todos. Empezando por jugadores y míster (sí, ese que a principio de temporada era el mejor) hasta llegar a nuestro presidente Quique Pina.
Desde mi humilde punto de vista, pienso como granadinista de corazón y aficionado, que este es el grave problema del Granada; y que, mientras no sea eliminado, seguiremos luchando por la permanencia, ya que este tipo de personas no permiten a nuestro equipo crecer, como de sobra ha quedado demostrado en el rendimiento de exjugadores rojiblancos, pero eso es harina de otro costal.
En fin, ¡qué largos se hacen los parones!, y qué ganas de fútbol, de Zaidín, de los Cármenes y del Granada de nuestros amores. Por favor, no desconectéis, reflexionad, y, en definitiva, dejad crecer a nuestro equipo.
@Mr_toni_mirror