Quizás los más jóvenes no recuerden haber visto a Oliver Kahn jugando, pero seguro que saben quién es. Tras un exitoso paso por el Kalsruhe, recaló en el Bayern de Munich, donde vivió sus mejores momentos como jugador, ganando ocho Bundesligas, seis Copas de la Liga y cuatro Copas y una Champions League.
Oliver Khan destacó además de por sus evidentes cualidades futbolísticas por su carácter, son famosos sus piques con los jugadores del Real Madrid y la tensión que se vivía cad vez que los bávaros y los madrileños se enfrentaban. Pero Kahn también nos dejó gestos que denotan su gran calidad humana.
El más famoso de ellos tuvo lugar en Milán un 23 de Mayo por la noche. El Valencia acababa de perder su segunda final de Champions consecutiva, esta vez en la tanda de penaltis en la que Kahn tuvo una actuación destacadísima. Tras el penalti definitivo Kahn celebró la victoria, pero cuando vio que Cañizares, portero del Valencia, estaba e el suelo llorando fue a consolarle como solo saben hacer los grandes.
Ese partido fue la culminación de su carrera. En 2006 empezó su declive: Fue suplente en el Mundial y sus actuaciones en el Bayern de Munich no llegaban al nivel de antaño. Finalmente en 2008 se retiró.

 

Como tantos y tantos futbolistas, al retirarse se sacó el título de entrenador y actua como comentarista en las retransmisiones futbolísticas en Alemania. Además, dedicó parte de su dinero a crear una escuela de fútbol en la que se entrenan varios cientos de futuros futbolistas. Lo que no es tan habitual en un exfutbolista, es que escriba un libro, y el ueno de Oliver Kahn no ha escrito un libro, sino tres.
Uno de ellos dedicado a explicar el proyecto de su escuela de fútbol y los otros dos narrando su vida futbolística. Además, también es la imagen publicitaria de una marca de productos adelgazantes llamada Weight Watchers. Cómo vemos, Kahn no ha perdido el tiempo.