Independientemente de que tenga o no razón, que, en el fondo, y como casi siempre, la tiene, porque los grandes clubes no pueden alegrarse de caer eliminados en ninguna competición, por pequeña que sea, creo que no es el más indicado para hablar. Y no es el más indicado porque él está entrenando a otro club, en otro país, y debe centrarse en él exclusivamente, y dejar a quien le relevó en el puesto en paz. A ello hay que sumarle el hecho de que Ancelotti no dijo realmente que se alegrase de caer eliminado, sino de que iba a tener más tiempo. ¡A ver si iba a tener que decir que había que disolver el club más grande de la historia por caer en octavos! ¡¡Señores!! ¡Que el Real Madrid de Di Stefano, el de las cinco Copas de Europa seguidas, cayó eliminado en Copa del Rey también y el club sobrevivió (ganó una en ese periodo, de hecho)! No quiero decir con esto que no duela caer con un equipo de karatekas, pero que tampoco es el fin del mundo. Cabeza, señores.
Cuando sacó al Real Madrid de la penumbra deportiva y social en la que estaba sumido se le reconoció su mérito (la gente que sabe un poco de esto) y se le alabó. Pero es humano y cuando se equivoca, hay que decirlo de igual manera, y no pasa nada.
Lo que hay que hacer es estar unidos, estar con el equipo y con el entrenador (lo cual no quiere decir tampoco ser acríticos, ojo), y protegerlo de cualquier ataque del exterior. Esa es la filosofía de José Mourinho, y eso es el mourinhismo.
Sin más, ¡Hala Madrid!