Pellegrini tenía la disyuntiva de salir a comerse al Barça (o al menos intentarlo) o esperarlo y montar el sindios de la temporada pasada. A decir verdad, a estas horas, no se sabe que escogió. 

El proyecto del Manchester City, como su día el del Chelsea, necesita tiempo. El éxito no llega con un simple chasquido de dedos, aunque la impaciencia comienza a hacer mella y se mira mucho la chequera. Vistos los cuarenta y cinco primeros minutos de un Manchester City montado a golpe de talonario y con la esperanza de asentar unas bases de juego, para lo que se trajo a Pellegrini y Txiki, todo hace pensar que en verano el chileno hará las maletas y habrá que empezar de cero. Esperaremos.

El Barcelona venía de un pinchazo frente al Málaga en casa y dispuesto a espantar fantasmas. Y así fue. Tras unos minutos de tanteo, los catalanes se hicieron dueños y señores del partido. El City se esfumó y solo intimidó a Ter Stegen cuando moría la primera parte. El resto del encuentro fue un equipo sin alma, sin soluciones e incapaz de encontrar huecos. Nada, absolutamente nada, funcionaba en los citizens.

Pellegrini salió de inicio con Dzeko y el Kun Agüero arriba, con un 4-4-2 sustentado en un centro del campo formado por Fernando Milner y los apoyos de Nasri y David Silva. Abajo, una línea de cuatro con Zabaleta y Clichy de laterales y Kompany y Demichelis en las labores de centrales. Una línea defensiva bastante floja y que permitió demasiado tanto en la primera parte como en la segunda. Es en partidos como este cuando se nota la importancia de Yayá Touré en el equipo de Pellegrini. Milner suele ofrecer garantías, de hecho jugó en diversas posiciones según el devenir del partido, pero Fernando es la mediocridad hecha jugador de fútbol. Y encima, caro.

Cuando el Barça carburó el City se convirtió en un equipo pequeño, del montón, incapaz de aportar ideas y a merced de las diabluras de Messi y el hambre de Luis Suárez. La pelota en los pies de los jugadores del Barça circulaba por la medular del césped del Etihad con la tranquilidad de quien pasea por un parque.

Messi puso el centro para que Luis Suárez, tras error de Kompany, alojara el primero en la red de la portería defendida por Hart. Coser y cantar. El Barça había metido la quinta y el segundo gol era cuestión de tiempo. Messi, de nuevo, abrió campo para Jordi Alba que, con pausa, puso el balón para que el charrúa anotáse el segundo. Tierra de por medio.

Todo lo que no hizo el City en la primera mitad intentó solucionarlo en la segunda. Mucho másenchufado, el equipo de Pellegrini corrió, mordió y creó peligró. Llegó entonces la segunda amarilla para Clichy y la consiguiente expulsión. El chileno se vio obligado a reordenar el equipo y ahí acabó el apretón de los ingleses. El 1-2 no es mal resultado si se mira desde la perspectiva de que, con el tiempo cumplido, Messi falló un penalti que le había hecho inocentemente Zabaleta y que podía haber convertido la distancia en algo sideral como para remontarlo en el Camp Nou.

Ficha del partido.

Manchester City: Hart; Zabaleta, Kompany, Demichelis, Clichy; Nasri (Fernandinho 62′), Fernando, Milner, Silva (Sagna 78′); Dzeko (Bony 68′), Agüero.

Barcelona: Ter Stegen; Jordi Alba, Mascherano, Piqué, Alves (Adriano 75′); Iniesta, Busquets, Rakitic (Mathieu); Neymar (Pedro 80′), Messi, Luis Suárez.

Goles: 0-1 (16′): Luis Suárez; 0-2 (30′): Luis Suárez; 1-2: Agüero (69′).

Amonestaciones: Amarillas para Rakitic (41′), Alves (45′), Adriano (88′) y Fernando (90′). Clichy vio la segunda amarilla (74′) y fue expulsado.