El Real Madrid es un enfermo. En ocasiones salta al campo a pecho descubierto, a ver qué pasa, y en ocasiones se automedica con buenas noticias (depender de sí mismo, Modric), pero que no encuentra diagnóstico ni, en ocasiones, nadie que le diagnostique su terrible bajón. Anoche, los madrileños estuvieron a merced de un Schalke 04 que nunca se encontrará en otra igual, con un Di Matteo que siempre mantenía el rostro pícaro del que tiene un plan, dando por imposible el pase en la rueda de prensa previa. La diferencia es que, pese a las malas lenguas, el Real Madrid ganaría al 95% de equipos profesionales del planeta gracias al mejor jugador del mundo, que decidió ponerse a lomos al escudo, a sus compañeros y al propio Carlo, en una escenificación mental que recuerda al caballito de Mourinho y Callejón. Pero con heridos.

Pronto mostraría el Real Madrid su galopante depresión. Los alemanes se harían con el balón desde el comienzo del encuentro sin la típica espera para calentar motores del Madrid. Dos buenas jugadas con dos corners sin peligro fue lo que dejó el Real antes de que Fuchs hiciera justicia doblando las manos de Iker como mantequilla en el 20′. Los blancos comenzaban entregados y el run run de la grada no tardaría en llegar. Lejos de un grito al cielo, una muestra de orgullo o supervivencia, la reacción no llegaba. Por suerte para los de la capital, ante los numerosos debates en busca de un líder en búsqueda de cura, el único con la camiseta del Real Madrid encima portaba el 7. Un Cristiano que tiró de los suyos como nunca cabeceó un corner con el alma para el empate.

Cristiano, el orgullo blanco anoche
(Fuente Imagen: www.as.com) 

Pero la flecha del equipo, como en los videojuegos, se mantuvo abajo lejos del encuentro de sensaciones tras el empate. Tras una serie de rechaces, y sin posibilidad de prórroga, Huntelaar ponía al Schalke a un gol de llevarse la eliminatoria a falta de cinco minutos para el descanso. Cristiano, ya que las estrellas y los líderes siempre aparecen más de una vez, puso el empate definitivo al descanso tras un gran centro de Coentrao

Con Meyer cabalgando por el verde del Bernabéu y un Sané de 19 años haciendo con intención hasta el inspira-expira, saltaba el Schalke de nuevo al campo mandando. La fortuna blanca es que en la 2ª mitad no sólo Cristiano se puso la camiseta del Real Madrid para saltar al terreno de juego. Benzema tiró de clase y sangre fría para merodear entre rivales por el área chica hasta encontrar el hueco dejado por Wellenreuther y puso el 3-2 en el 53′. Se presentaba un resto de partido plácido, sin sustos, de paz al menos con la parroquia blanca, sin sobresaltos. Pero Sané siguió soñando con la alternativa perfecta, haciéndola realidad con un golazo de rosca a la derecha de Iker, que no cazaba nada en toda la noche

Gran encuentro de los alemanes
(Fuente Imagen: www.as.com)

Modric entró al campo por Khedira, que necesita una nueva presentación en el palco para adivinar que sigue aquí, que ha estado aquí alguna vez, con vítores, portadas, aplausos y entrega de balones a los asistentes, inyectando en el ambiente el efecto placebo necesario para ir a por más goles y empezar la remontada espiritual en el trayecto al Camp Nou. Nada más lejos de la realidad. Los de Di Matteo, ante la falta de sentencia blanca, se presentarían de nuevo ante Iker con una asistencia de Luka (feat. Sané) hacia Huntelaar, que en el 85′ pondría el infartante 3-4. Minutos lentos, dos buenas paradas de Casillas y honor salvado. A cuartos. Y despedida bajo pitos. Se sigue buscando cura al enfermo con el Barcelona ya muy cercano en el calendario. Haría bien el Madrid en preocuparse antes del Levante.



FICHA DEL PARTIDO

(3) REAL MADRID: Casillas; Arbeloa (Nacho 83′), Pepe, Varane, Coentrao (Marcelo 58′); Khedira (Modric 58′), Kroos, Isco; Bale, Cristiano Ronaldo, Benzema

(4) SCHALKE 04: Wellenreuther; Höwedes, Matip, Nastasic, Fuchs; Meyer, Neustadter, Höger (Goretzka 57′), Barnetta (Uchida 81′); Choupo-Moting (Sané 28′), Huntelaar


GOLES

Cristiano Ronaldo 24′ 44′ Benzema 53′ | Fuchs 20′, Huntelaar 39′ 84′, Sané 57′